El pasatiempo favorito de Taehyung era dibujar a personas desconocidas que se cruzaba por la calle, y compartirlo con sus seguidores.
Nunca imaginó que el chico de uno de sus dibujos fuera a encontrarlo en su red social.
✧ au; social media.
✧ redes...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
[[ jungkook ]]
Tomado un suspiro, bajamos del automóvil que el tío de Jimin nos había prestado apenas llegamos a Busan. Taehyung colgó su pequeña mochila de osito en su espalda y me dió una sonrisa para tranquilizarme, en todo el camino hasta casa de mamá había estado tratando de hacerme sentir bien, lo cual agradecería, porque estaba muriendo lentamente de nervios.
Nuestras vidas en Seúl estaban en orden, olvidando la sangre y absolutamente todo lo bueno que hizo mi padre por mi -que son muy pocas cosas- pusimos una denuncia en su contra, pero por falta de pruebas sólo logramos que se le otorgara una orden de alejamiento, no puede acercarse un paso a Taehyung. Aquello me tenía tranquilo, pero no del todo. Mi guardia seguía igual de fuerte, y no iba a separar los ojos de mi novio ni un segundo.
Su suave mano envolvió la mía, entendí que era momento de avanzar. Casi temblando nos condució hasta la puerta de entrada, Taehyung me hizo ponerme en frente a ésta y me dio un pequeño empujón, animándome a tocar el timbre.
— Sólo tócalo, voy a estar justo detrás de ti.
Observé sus bonitos ojos por un rato, realmente necesitaba tranquilidad y sólo podía lograrlo si lo miraba a él. Mis ojos se desviaron a la madera de la puerta, mordí mis labios finalmente hundiendo mi dedo índice en el botón, se escuchó un delicado sonido y después unos ruidosos pasos apresurados. Retrocedí un poco, pero Taehyung me empujó al frente de vuelta.
La puerta se abrió, y lo primero que vieron nuestros ojos fueron unas lindas coletas color azabache, amarradas con unos llamativos moños azules. Los ojos de la niña nos observaron curiosamente.
— ¿Son los señores que vienen por la basura? — preguntó, haciendo reír bajito a Taehyung.
Entonces, una voz más se escuchó. Sentí como el Jungkook de siete años brincaba emocionado al escucharla, cuando le cantaba por las noches, o le leía cuentos hasta quedarse dormido. Cuando le decía que lo amaba. El sonido era mucho mejor que por teléfono.