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—Para porque vas a terminar haciendo un agujero en el suelo.—se queja Christopher.—Y estás mareándome…
—Cierra la boca.—reclamo.
—¿O si no qué? ¿Vas a pegarme igual que como hiciste con Pimentel?
—¿Por qué estás tan seguro que fui yo quien comenzó?—pregunto cruzando mis brazos por encima de mi pecho.
—Porque llevo años en este puto campamento y Joel Pimentel aunque parece raro y todo lo demás, nunca se había peleado con nadie…—responde como si fuese la cosa más obvia del mundo.—Mira Erick…si fue por lo que te dijimos Zabdiel y yo…no era para eso…no se trataba de eso. No era para que fueses a pegarle. Eran solo comentarios.
—No se trata de eso.—replico.
—¿Entonces de que se trata?
—Yo…
Golpes en la puerta se hacen presentes. Llevo mi atención a la puerta pero puedo escuchar los pasos de Christopher cuando camina en dirección a ella.—Yo abro, antes de que le pegues a quien sea que está ahí…—decide sin más.
—Muy gracioso.—me quejo entornando mis ojos.
Me quedo en silencio un breve segundo pero cuando Christopher tira del pomo de la puerta y mis ojos se encuentran con los de Arisbeth mi corazón se acelera a sobre manera.
—Aris…—saluda él.
—Hola, Chris.—responde.—Eh…
—Supongo que buscas a Erick…—adivina.
—De hecho sí.—asiente.
—Bien, entonces los dejaré solos para que hablen…—anuncia antes de marcharse con pasos lentos. El silencio reina en la habitación cuando ella entra y cierra la puerta delicadamente detrás de sí misma. Nuestros ojos se conectan de inmediato y aunque ninguno de los dos está diciendo nada el silencio es medianamente cómodo.
—Sé qué hace un rato cuando querías hablar conmigo no dejé que lo hicieras…—comienza.—Pero estaba tan enfadada por lo que pasó que…
—Fue mi culpa.—acepto y sus palabras cesan de golpe.—Fui yo quien quería hablar con Joel porque quería preguntarle sobre ti, él me dijo que le gustabas y yo malinterpreté todo; y después me burlé de que sus padres hayan muerto…—los ojos de Arisbeth se abren con total sorpresa y lleva su manos a su boca para cubrirla de inmediato.—Sé que estuvo todo mal, lo sé, créeme pero…todo se me salió de las manos. No me estoy justificando ni nada que se le parezca, simplemente lo hice sin darme realmente cuenta que le estaba haciendo daño…
—¿Y aprendiste la lección…?—cuestiona.
—Supongo que lo hice.—asiento lentamente.—Pero lo que sí aprendí es a que a ti no te gusta la violencia, aprendí que odias eso y que eres la persona más educada que alguna vez conocí en mi vida.—hago una pausa.—Y sobre todo, me di cuenta que en serio estoy enamorado de ti. Que no sé cómo pasó pero no quiero perderte, menos por algo así…—suspira.—Hasta hoy por la mañana me daba pánico pensar que estaba enamorado de ti porque no lo estaba buscando, solamente pasó…pero ahora que por fin me he dado cuenta yo…
