C7. Beso real.

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—¿Estás listo?—cuestiona Christopher deteniendo sus pasos a mi lado. Levanto un poco la mirada y niego.

—No, de hecho.—respondo.

—¿Quieres que te esperemos?—pregunta de nueva cuenta.

—No. No es necesario.—murmuro encogiéndome de hombros.—Todavía me tardaré un poco así que si quieren adelantarse me parece bien.

—De acuerdo.—susurra.—Solo por favor no nos dejes plantados, Erick. Otra vez, quiero decir.—agrega sin dejar de mirarme mientras una de sus cejas se alza lentamente.

Me rio de inmediato  y niego lentamente.—No, para nada.—inspiro con fuerza.—No tengo planeado dejarlos plantados, créeme.

—¿Por Arisbeth, no?—cuestiona el castaño con una sonrisa maliciosa apareciendo en la comisura de sus labios. Me rio de inmediato y niego.

—No.

—Ay, claro que sí.—se burla pareciendo totalmente divertido.—Es decir, no tiene nada de malo ¿sabes?

—No digas tonterías.—respondo seriamente y él se ríe de nueva cuenta.

—De acuerdo, Erick. Como digas.—murmura él.—Nos vemos pronto, entonces.

—Claro, te veo.

Lo veo salir de la cabaña con pasos lentos, me quedo en silencio un momento y termino de atarme los zapatos cuidadosamente antes de ponerme de pie y caminar al pequeño baño para cepillar mis dientes.  Me miro un momento y solo por un segundo me sonrío a mí mismo porque el reflejo que me muestra el espejo me deja saber que aunque no quiera admitirlo de alguna manera no me reconozco. La idea de pasar tiempo con Arisbeth me gusta más de lo que quiero admitir, dejo salir un pequeño suspiro antes de apartar la mirada.

Es solo atracción física, Erick.  Me recuerdo a mí mismo. No es más que atracción física.

Pero lo cierto es que yo sé que no es solo atracción física. Lo sé porque me gusta la manera en la que sonríe, la manera en la que habla. Me gusta la manera en la que dos pequeños hoyuelos aparecen en sus mejillas cuando se ríe y también me gusta el sonido de su voz.—Vamos, Erick…no lo hagas de nuevo.—me susurro a mí mismo antes de volver a la habitación.

Me siento en mi cama y anclo mis ojos en el pequeño cuadro de triángulos azules que descansa anclado en la pared. Un par de suaves golpes se hacen presentes en la puerta y me pongo de pie para ir a atender con pasos lentos.

—¿Sí…?—murmuro abriendo y cuando mis ojos se encuentran con los ojos cristalizados de Liv, mi entrecejo se frunce.—¿Qué te pasa…?—cuestiono confundido.

—Solo abrázame, Erick.—me pide con voz amortiguada. La envuelvo en un largo abrazo y ella solloza sobre mi cuello.

—Está bien, estás bien.—le digo.

—No, Erick. Nada está bien.—susurra  afligida.

—Bien…no sé que es lo que está pasando pero mi mamá siempre dice que en esta vida todo tiene solución. Y yo creo que es cierto…puede que en este momento no lo mires demasiado claro pero sigue habiendo una solución para eso…

—Recibí una llamada.—murmura sin despegarse de mi ni un solo milímetro.—Mis padres se van a divorciar, Erick…no tienes ni idea de la manera en la que me duele saberlo…

—Yo sé lo que es sentir eso.—inquiero lentamente.—Sé que puedes llegar a sentir demasiada impotencia, lo sé porque mis padres también se divorciaron hace algunos años ¿sabes? Papá siguió con su vida, se casó de nuevo y hasta tiene una nueva hija…

UNA PRINCESA EN APUROS |Erick B. Colón.(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora