CAPÍTULO VEINTINUEVE

2.3K 286 0
                                    

Habría logrado dejar de pensar en Brina para cuando la noche llegó. Incluso cuando seguía dándole vueltas a las palabras de Mor, tenía otras cosas más importantes en las que concentrarse.

Todavía no sabían qué era exactamente lo que el Alto Señor de la Corte Primavera pensaba atacar, si Hyberno había respondido a su mensaje y, por sobre todo, que podían hacer para detenerlo. Lo que tenían en la mano no era suficiente para ponerse en su contra, o al menos eso era lo que pensaba el padre de Rhys. Necesitaban más.

El único problema es que el tiempo se les estaba agotando, el solsticio de verano quedaba solo a un par de semanas y si para ese entonces no habían logrado encontrar respuesta a sus tantas preguntas, tendrían que atacar de todas formas. Una guerra comenzaría si no eran lo suficientemente rápidos; si Brina no era lo suficientemente rápida.

Al menos esa noche lograrían algo, si es que las cosas salían bien. Azriel estaba confiado en el plan, pero siempre quedaba una posibilidad, por muy pequeña que fuese.

Ahí vienen, susurró su amigo en su mente. Los poderes daemanti de Rhys eran aterradores; Az lo quería fuera de su mente lo más lejos posible.

Ocultos entre las sombras, vieron a la procesión de centinelas aparecer. Eran al menos unos veinte, todos a caballo y armados de pies a cabeza. Formaban un círculo alrededor de una enorme carreta de hierro muy bien forrada que ocultaba la mercancía que debían transportar.

Mierda, Tamlin va con ellos.

En la primera fila de la procesión, una bestia dorada los guiaba. Era enorme, con unas garras que rasgaban el suelo con solo una pisada. El hijo menor del Alto Señor de la Corte Primavera podría haberlos derribado con gran facilidad. Claro, si ellos no fueran mejores.

¿Crees que puedes hacerlo?

Por supuesto. Tú solo espera mi señal.

Rhys ni siquiera tuvo que moverse; cerró los ojos y, uno por uno, los centinelas fueron deteniéndose en su lugar. Los caballos relincharon, pero no porque hubiera alguna amenaza a lo lejos, sino porque sus jinetes habían quedado, de pronto, muy tiesos. Algunos miraron en todas direcciones, visiblemente asustados; otros desenvainaron sus espadas y prepararon sus arcos.

Tamlin se irguió en todo su tamaño, olisqueando el aire en busca de su presa. De pronto quedó muy quieto, con sus ojos verdes moviéndose frenéticos.

Ninguno de los centinelas hizo ruido alguno, permanecieron congelados en su lugar mientras Rhysand los controlaba.

Moviendo una mano, le indicó a su amigo que era hora de actuar. Él sacó su daga y sin preocuparse por si lo venían o no ―porque no lo harían―, comenzó a atacar a los centinelas.

Había investigado la clase de ataques que podría producir un Bogge y aunque intentar recrearlos solamente con una daga parecía imposible, Azriel hizo lo mejor que pudo. A algunos los tiró de sus caballos y los arrastró por todo el suelo; a otros no les hizo nada, pero les produjo heridas sus animales para que pareciera que el Bogge los había atacado y que por eso habían terminado lastimados. A un pobre centinela en particular, los cascos de su caballo le aplastaron las piernas.

Tamlin fue más difícil, porque el hijo del Alto Señor estaba en su forma animal y era poderoso. A una bestia de esa magnitud un Bogge no podría herirlo tan fácilmente, pero aún así Az logró crear un par de heridas menores que lucieron bastante convincentes.

Cuando terminó, se dirigió hacia la carreta; la golpeó en varios lados para que el hierro se abollara. Usó la fuerza de sus sifones para hacerle un agujero y sacar las armas, las cuales destrozó y esparció por todo el espacio como si el Bogge se hubiera enloquecido con ellas. A las más pesadas las dobló por la mitad o las aplastó con toda la fuerza de su puño.

El resultado lo dejó más que satisfecho.

Al volver con Rhys, los envolvió a ambos en sus sombras y los llevó de nuevo a Velaris.

No se quedaron para observar el desastre. No hacía falta, él se enteraría de una forma u otra.

Una corte de sombras y sueños ― AzrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora