Capítulo 14

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Cinco jóvenes acababan de acceder a un campamento que a primera vista se veía deshabitado, habían tiendas por doquier, y sus miradas curiosas no paraban de inspeccionar su alrededor.

―Mirad―un chico de cabello verde desvío la atención de todos los demás hacía un grupo de balones―Son ellos.

Esas pelotas de fútbol fueron lo que convención a todos de que no se habían equivocado, estaban en el campamento correcto.

―Tal vez sigan dormidos, es bastante tarde―sugirió otro chico, este llevaba una cresta negra con mechas blancas.

―Sí, es lo más probable―reafirmó, este joven en especial tenía un cabello blanco nieve, y sus ojos eran tan azules como un cielo despejado.

―¿Qué hacemos?―el más joven de todos cuestionó dudoso, su puntiagudo cabello marrón y ojos del mismo color lo caracterizaban.

Apenas oyó esa pregunta otro chico mayor que el anterior se dispuso a responder, también tenía el cabello marrón y era muy atractivo.

―Esperar.

―Podemos hacer eso, o podemos despertarlos―el ojiazul dijo resaltando la facilidad de la idea en su tono.

No con mucha delicadeza, Handa gritó.

―¡Despertar, dormilones!.

Sólo Tachimukai y Kogure estaban en el campamento, y despertaron alterados por el ruido.

Muy lejos, más precisamente en el interior de la terma, a pesar de ser un lugar con muy buenas vibraciones y que relajaba el cuerpo de las chicas, ya empezaban a estar hartas de estar como huevo en una olla con agua caliente.

―¿Podemos irnos ya?―Haruna ya se sentía incómoda, y ciertamente llevaban mucho en ese lugar, así que la idea no les pareció precisamente mala a las demás.

―Por mí bien―habló Aki.

―Vale, volvamos...―Reika la siguió.

―Estoy segura de que Endou y los demás se habrán preocupado, llevamos mucho fuera―Natsumi vaciló, le hacía gracia.

Natsumi recordó aquella vez en la que ellas se fueron en busca de una pastelería que pudiera hacer una tarta en forma de balón, y al volver super tarde se encontraron a sus amigos llamando a la policía. Fue muy gracioso que pensasen que las habían secuestrado.

En lo que ellas iban saliendo de las aguas termales, engatusando a los jugadores con sus cuerpos desnudos, sucedió algo extraño. Se sentían realmente incómodas sin razón aparente, Touko ya llevaba un largo rato sintiéndose así.

―¿No os da la sensación de estar siendo observada?―El sonrojado en el rostro de Fuyuka la hacía lucir como un tomate.

―Ni que lo digas...―Reika titibeó, se sentía extraña―Es como si tuviera la mirada de alguien sobre mí. Es incómodo.

No se equivocaban, fuera los jugadores no habían vuelto a pestañear para no perderse nada, y los movimientos que hacían ellas intentando encontrarlos, les proporcionaba perspectivas de todo tipo.

―Debe ser imaginación vuestra―Natsumi no estaba siendo sincera. Con una mano en sus pechos y otra en su intimidad, hizo lo que pudo para liberarse de la vergüenza.

Las Hormonas Tienen La Culpa [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora