Solo tomará dos minutos...

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¿Quienes somos al llegar a nuestra casa? ¿Realmente somos eso que proyectamos al los demás o solo somos el reflejo de lo que queremos ser y escondemos con una personalidad falsa para evitar sentirnos desnudos y de esa misma forma evitar que nos lastimen? Creo que somos actores yendo por la vida ensayando un libreto que muchas veces ni nuestro es. Cerramos la puerta a personas grandiosas, solo porque hubo otras que estaban contaminadas con el trago amargo del pasado y heridas que aun seguían latentes y abiertas. Lastimamos para inconscientemente, protegernos de las intenciones de los demás, sean buenas o malas creamos ese caparazón y hacemos de eso, nuestro aposento para muchos años.

Habla o mejor dicho escribe alguien que sangra al copiar esto simplemente, porque lo siento en mi alma. Llámame frágil, llámame sentimental, llámame víctima, llámame débil, llorón, simplemente llámame como desees, pero nada de eso detendrá ni cambiará mi pensar. Puedo hablar, puedo expresarme, porque por muchos años fui esa papa podrida en la bolsa dañando a los demás. Siendo un virus mortal a la vida de personas que quizás por mi culpa sufran de cosas que hoy día sufro yo. Baja autoestima, problemas de confianza, complejos e inseguridades respecto a muchas cosas. La vida me enseñó y me puso en los zapatos de muchas personas que en alguna ocasión la vida les obligó ponerse.

Si, aún ando perdido de mí mismo, aún no he podido encontrarme y duele, duele sentirse incompleto, duele querer volver a donde antes estaba, duele extrañarse y querer abrazarse, pero no poder. Se como es acostarse y solo llorar y llorar hasta ver como poco a poco te quedas dormido. Si, también he sentido ese apretón en el pecho seguido de el corazón a 100 millas por hora, si, se como es no poder comer, porque simplemente la comida apesta o no pasa de la garganta. Se lo que es levantarse con lágrimas y hacer el esfuerzo de continuar tu día como si nada pasara. Se lo que es tragarte tu dolor para que no te juzguen, se lo que es aguantar para no preocupar a nadie. Lamentablemente me tocó a temprana edad madurar y soportar estos ataques y desbalances emocionales. No culpo a nadie, los intento enfrentar con valentía y firmeza, pero hay días que no puedo con tanto en mi mente. Las palabras hunden, duelen y marcan por siempre, porque no hay un solo día en que no piense en eso que tanto me desgarró el alma, así como yo también herí y marqué, intento perdonarme por el daño tan grande que hice. Intento trabajar con mi perdón y mi tranquilidad día a día y es tan fuerte y tan difícil que solo el que está en esta posición entendería lo cruel y lento que pasa el tiempo en esta etapa tan frustrante y melancólica.

Se que estaré mejor, se que mañana será un día mejor, se que mañana la luz arropará mi vida y todo esto que siento hoy, solo será una enseñanza y un aprendizaje para poder crecer y ver que, de la vida, lo que hay que vivir son los momentos que tenemos en el hoy, disfrutar esas conversaciones con nuestros familiares, pareja o amigos y dejar atrás el orgullo y las heridas. Abrazar a tu familiar y decirle lo mucho que lo amas, porque el mañana es muy tarde. Hoy duele, mañana será una sonrisa con una lágrima recorriendo la mejilla y recordando lo fuerte que fuiste al enfrentar la situación que en ese momento desgarró de ti tu ser.  (1/27/2021)

Sábanas de algodón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora