La maga zapatera

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HISTORIAS INÉDITAS SOBRE MAGAS EXÓTICAS

(Historias modernas sobre magas exóticas de la actualidad)

La maga zapatera. 

Nina regentaba un pequeño local en la calle de las Ardillas. El local había sido de su madre, y del padre de su madre, y de la madre del padre de su madre, y de la madre de la madre del padre de su madre. Un trabajo que había pasado de generación en generación, pero simple, conocido y tradicional: Zapatera.

A Nina le encantaba el trabajo, aunque mucha gente lo pudiese considerar un arduo aburrimiento. A ella le gustaba, sobre todo, diseñar zapatos. De todos los estilos, formas y tamaños. Desde las conocidas alpargatas hasta el más intrincado diseño para tacones elegantes. Sobre todo, la gustaba diseñar y crear hermosos zapatos para novias. Su zapatería era famosísima, buscases lo que buscases, ella lo tenía, y si no, lo creaba. Le gustaba pedirles a los niños pequeños que diseñasen sus zapatos ideales, y ella los hacía, en vez de que los padres de los pequeños tuviesen que estar dando tumbos de lado a lado. Luego ella se ocupaba de las medidas, las comodidades... Según mucha gente, su zapatería era única.

Un día, Nina estaba atendiendo a una clienta que no se decidía, y cuando parecía a punto de hacerlo, cambiaba de opinión y elegía el de más allá. Desesperada, sacudió sus rizos naranjas. Y uno de los cuales le rozó el hombro a la señora.

Ante la mirada extrañada de Nina, su indecisa clienta se convirtió en un zapato de charol violeta. Asustada, se preguntó qué habría ocurrido. Cuando fue a coger el zapato para verlo mejor, se convirtió en la cliente de nuevo, que siguió su cháchara de opciones. Nina tuvo una idea: Dibujó apresurada un zapato de charol violeta, con un ligero tacón, idéntico al que acababa de ver.

A la mujer le encantó, así que pidió el encargo. En la tienda, al fin sola, Nina se quedó pensativa, intentando descifrar lo que acababa de ocurrir.

No llegó a ninguna conclusión. Al atardecer, como siempre, cerró la tienda, y subió al piso superior, donde vivía y tenía su estudio. Apuntó el nombre de la clienta y el zapato en el que se había convertido.

A la mañana siguiente llegó un cliente muy malhumorado, que estuvo echando la culpa a la pobre zapatera de absolutamente todo. Cuando él le fue a dar el dinero, ella lo rozó sin querer y éste se convirtió en un zapato de color oscuro. Esta vez, Nina lo comprendió: ¡Podía transformar a la gente en zapatos!

Pasó mucho tiempo, un par de años quizá, en los que la zapatera estuvo investigando su don. Había aprendido mucho, y ahora sabía que cada tipo de zapato significaba el tipo de persona: Charol violeta: Una persona insegura. Color oscuro, serio y elegante: Arrogante. Color azul claro de seda: Amable. Naranja oscuro, serio y de tacón: Despreocupada.

Y así un amplísimo catálogo de gente, características e incluso detalles de las personas. También se podían descifrar su estado de ánimo a partir de las hebillas o detalles de los zapatos. Nadie se había enterado nunca de lo que podía llegar a hacer Nina.

Un día, conoció a un chico de su edad, que acabó yendo a su tienda todos los días en la mañana. A veces la traía el periódico, otras veces iba a acompañarla, algunas le ayudaba a ordenar o limpiar, y jamás la pidió nada a cambio.

Un día, y por curiosidad, le convirtió en zapato. Y el resultado la desconcertó, porque el chico se convirtió en un zapato negro adornado con dibujos de flores multicolor.

Con curiosidad, volvió a transformar al chico, pero se quedó con la duda.

¿Qué significaría ese zapato?

Pero al cabo de unos meses ya le dio igual. Aquel muchacho, llamado Daniel, seguía yendo, y Nina le había cogido mucho más que cariño. Su catálogo de zapatos seguía ampliándose, pero no había encontrado un significado para el chico al que amaba.

Un día, una mañana cualquiera, le llegó la respuesta. Él la regaló un anillo... Y la siguiente noticia fue que se casaban.

Sólo entonces Nina comprendió lo que significaba aquel zapato.

La historia es bastante simple, contundente y rápida, pero lo que revela marcó la diferencia de un antes y un después: Eso es porque Nina fue un tipo de maga, la primera de su estirpe, capaz de metamorfosear a otras personas, y no a ella misma. Elementalmente, si se hubiese transformado a sí misma, no habría podido volver a su estado normal, ya que los zapatos no tienen manos ni raciocinio para moverse por sí solos. (En caso de conocer a un zapato que sí pueda hacerlo, sugerimos: 1. Salir corriendo.   2. Téjale una boca y cuerdas vocales para que hable.    3. Baile un zapateado con él. 

Indicaciones de la mágica maga Nina. Nina fue maga, porque elementalmente es un tipo de maga metamorfosis.

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