La campesina que cabalgaba el viento

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La Ley de Propiedad Intelectual, regulada por real Decreto Legislativo 1\1996, de 12 de abril (modificada por la Ley 5\1998 de 12 de abril) dispone en su Art.1 que " la propiedad intelectual de una obra literaria, artística o científica corresponde al autor por el solo hecho de su creacion".
Por tanto se prohíbe la copia de la trama de esta historia, sus personajes, nombres o lugares inventados.
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Kyren era una joven campesina que vivía con sus padres en el reino de Maratravick, famoso por su buen queso y la lana de sus ovejas. Era una muchacha rebelde y difícil, de cabello castaño y ojos como la madera de sauce. Todos la conocían porque ella era ligera, muy ligera, tanto que hasta un niño de tres años podía levantarla del suelo. Ella no se molestaba en ocultar su peculiar característica, todo lo contario. Como pesaba tan poco, siempre iba dando saltitos que la hacían flotar cuatro o cinco pasos más delante de lo común. Pero como a sus padres les daba miedo que algún día se la llevase el viento, siempre llevaba un collar de piedras alrededor de la cintura. Kyren siempre se quejaba, pero sus padres jamás la dejaban quitárselo. 

Hasta que un día se hartó de aquella situación.

-¡No me gusta nada! No me levantará una brisa de viento...¡Estamos en verano!- Replicó a sus padres por enésima vez. 

-Entonces irás volando por ahí como siempre, y te llevarán al circo.

-Yo floto- Replicó la chica molesta. 

-¡No eres normal, Kyren! El día que dejes de volar, no llevaras las piedras-

-Vosotros sí que no sois normales, que no me aceptáis tal y como soy- Dicho eso, se quitó el cinturón y se fue a grandes pasos, ignorando lo siguiente que le dijeron sus padres, que ni siquiera escuchó.

Kyren recordaría ese día como el mejor de su vida, sin tener que llevar ese dichoso cinturón ni sentir su peso amarrándola al suelo como a un vulgar trapo. Pasó el día explorando los límites de su don, y se dio cuenta de que podía saltar lo que quisiera, e incluso volar si cogía mucho impulso. La gente la miraba maravillada, y ella comenzó a sentirse incómoda, así que marchó al bosque.

Fue un día tan bonito que cuando cayó la noche no quiso volver a casa. Estaba muy entretenida viendo si podía o no sobrevolar un altísimo pino cuando desapareció el sol. Ni siquiera se fijó en que se estaba comenzando a levantar una leve brisa, hasta que comenzó el viento fuerte de verdad. Aterrada, intentó agarrase a un árbol, pero finalmente acabó por los aires, gritando y agitándose desesperada.

Y de pronto, tocó algo suave y fresco, que enseguida se le escapó de las manos. Kyren, en su desesperación, intentó aferrarse a algo... Y sorprendida, lo consiguió. Abrió los ojos lentamente, y asustada vio como no se agarraba a nada... Pero a la vez lo estaba haciendo, y ese algo la estaba sosteniendo. Entonces, se dio cuenta de que lo que estaba agarrando era el viento. Casi inmediatamente dejó de tener miedo, y quedó maravillada ante aquel fabuloso hecho. Estuvo toda la noche volando montada en aquella ráfaga, y cuando se cansó, dijo:

-Es hora de volver. Por favor, llévame de vuelta a casa- Así fue cómo Kyren descubrió que ella podía mandar al viento. Cuando volvió a casa, se encontró a sus padres totalmente enfurecidos.

-¿¡Dónde has estado!?-

Kyren los miró intimidada.

-En...el bosque...

-¡¿Eres consciente de que está amaneciendo?!

-Es que he estado...cabalgando al viento.

Espero con el corazón en un puño la contestación. Y cuando la escuchó, fue como una sentencia de muerte para ella. 

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