Raya II [3er capítulo]

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La música rellenaba el ambiente con una danza alegre y voluptuosa que parecía incitante. Las velas de colores colgaban de mástil en mástil desde unas largas sogas que atravesaban toda la plaza. La gente debajo, vestida de los colores respectivos de sus reinos, se revolvía como la arena entre olas y olas de personas que festejaban, bebían, conversaban y caminaban entre la multitud. Ya casi anochecía, solo faltaban unos cuantos minutos para que el sol se ocultara en el horizonte detrás de la gigantesca montaña que servía de cimiento al palacio.

—¿Alguna novedad? — preguntó Raya a una de sus amigas sirvientes.

—No, princesa. Los exploradores han estado rastreando en los alrededores y atravesando el río. Pero todavía no saben nada de ellos.

—Bien hecho. Sigan revisando. — Faltaba poco para que el festejo llegara a su apogeo y los invitados especiales permanecían ausentes.

Raya estaba vestida de gala. Una tela suave de color verde agua que brillaba por el reflejo de las luces y que tenía dibujada por encima unos rombos de color azul marino con un diseño bastante elegante que le recorría desde los hombros hasta la cintura. En su cuello y mangas cortas, los colores se invertían, siendo el color azul marino el que predominaba y el color verde agua el que se superponía con más variados y elegantes rombos. Ella misma había encargado que se erigiera un diseño especial de acuerdo a sus gustos. Buscó algo que pudiera usar libremente y que no fuera apretado o molesto, siendo esto lo que le recordaba lo mucho que odiaba usar ese tipo de ropa. Su pelo negro oscuro, estaba recién preparado, estirado y perfumado, pues para aquella ocasión, quería presentarse con el pelo suelto, en su libertad de moverse por donde el aire se lo permitiese.

Sobre la larga escalera, que estaba vigilada por dos grandes torres doradas con la forma de flores de loto, se estaba preparando ella dentro de un pequeño cubículo junto a sus sirvientes para recibir a todos las personas de todos los pueblos que acudieron a la celebración. Por suerte, habían llegado todos, pero aún se sentía el agujero vacío que estaba dejando un gran ausente.

—Princesa Raya, ya deberíamos empezar. Llegaran tarde o no, pero la gente está esperando allí abajo hace horas... — murmuró una de las sirvientes.

—Le aseguro, Princesa Raya. Ellos vendrán. Pero no podemos seguir esperando. — dijo otra de las sirvientas que la acompañaba.

Raya tenía que tomar una decisión. Si seguir esperando o empezar la fiesta de una vez. Al fin y al cabo, era verdad que esa ausencia no sería perpetua, pero habría sido muy especial para ella que llegaran antes de empezar los eventos festivos. «Por favor... ¿Dónde estás?» pensaba en su mente con inquietud y una casi obsesiva ansiedad.

—¿Hija? ¿Está todo bien? — interrumpió su padre entrando en el pequeño cubículo de papel que utilizaba como vestidor.

—No podemos empezar la fiesta sin ellos...

—Hija... "ellos" ya vendrán. Recuerda que siempre cumplen su palabra. — Raya estaba alterada, sin embargo, sabía que tarde o temprano esto tendría que comenzar. —Además... allí abajo ya se está acabando mi sopa Tom Yum. Es cuestión de tiempo que nuestros invitados empiecen a enfadarse. — soltó referencial y casi burlón mientras sostenía una sonrisa en su rostro. Raya suspiró casi rendida, y al tomar la decisión, abandonó el cubículo para presentarse delante de toda esa multitud.

El público se contaba por miles, llegando incluso a tapar la vista de todos los bloques de concreto que recorrían desde la puerta del palacio hasta el puente que salía de la isla. Cada uno vestía, peinaba y se expresaba diferente. Había distintos rostros. La característica piel morena de Corazón, la expresión fría en los rostros de las personas de Colmillo, la corpulencia de los guerreros de Espina, la estrafalaria forma de lucir de los comerciantes de Garra, incluso la rudeza de los forajidos que recorrían las arenas de Cola eran algunas pocas de las muchas características y rasgos diferenciados que percibió entre la multitud. Raya contuvo la respiración por un pequeño instante en el que cerraba los ojos y trataba de calmarse.

Raya y los Dragones (RATLD Fan Fiction Secuela) [ En desarrollo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora