Raya III [8vo Capítulo]

311 11 22
                                    

La melodía natural, cantada por los pajarillos que danzaban y aleteaban en las fuentes de debajo de la ventana, era un aluvión de sensaciones que entraban por el gran ventanal de la habitación. Junto a ello, estaba acompañada por un coro de pequeñas crías de reyezuelos que exclamaban recibir su almuerzo diario. Su sonido, era fácilmente reconocible por ser uno de los chirridos más agudos emitido por un pájaro de las otras cinco tierras.

Era un día plenamente soleado, los rayos de sol entraban como agasajos por las rendijas de las ventanas y llenaban con luz tenue la oscura habitación donde descansaba la princesa. Las sábanas blancas, eran suaves como la seda, y su fulgor, resplandecía una sensación calurosa que se adhería a la piel de su cuerpo desnudo.

Raya estaba casi despierta, y un tanto molesta por el canto de los pájaros que parecían saludarle el día como la recibe una multitud cada vez que visita las calles del poblado. Al abrir los ojos, el techo blanco encima de ella, que se arqueaba hacia el centro como los ribetes pálidos de un abanico, centelleaban parte de la luz que entraba por los pequeños orificios en la pared. El cuerpo le pesaba, pues había dormido plácidamente luego de una larga noche de festejos, conmemoraciones, rituales, charlas diplomáticas y muchas delicias de los puestos de comida que había estado probando de distintos sabores de todas las tierras y algunas más lejanas.

De pronto, un retorcimiento en su estómago termino su ensueño al haberle recordado la tensa discusión que había tenido ayer con Namaari. Siempre parecía que, a cada momento que ella aparecía, algo malo tendría que ocurrir. Era casi como una triste premonición que la alejaba de portar una suave reconciliación.

De un momento a otro, dio un pequeño salto en la cama quitándose las sabanas de encima y asomando por un costado su pie cubierto de un grueso calcetín de lana suave y de calidad confortable. Al momento, su pierna asomó, y poco a poco, su cuerpo se fue revelando, mostrando su pijama de telas livianas color verde y agua claro que refulgían como el dorado de las estatuas de la ciudad a la luz del sol. Su cuerpo se sentía pesado, y poco a poco, una sensación le revolvía la cabeza en un revuelto doloroso de una liviana jaqueca. Era notable que toda la comida que había ingerido el día anterior había llegado a su estómago y comenzado a gritar una canción revoltosa.

Con un pequeño quejido, apoyó sus manos sobre el borde del colchón, dejó caer sus piernas, metió sus pies dentro de sus babuchas de cuero marrón oscuro adornadas con lentejuelas de azul boreal, y se puso de pie. Caminó hasta el gran ventanal, a unos cuantos pasos de ella, y lo abrió, dejando entrever el jardín de arbustos, arboles, matorrales y frutales debajo de su ventana. Entre medio de toda la vida, el jardín era recorrido por unos caminos de piedra por donde algunos sirvientes circulaban con canastas cargadas de frescas frutas coloridas y deliciosas. Al fondo de este precioso paisaje y a modo de un bello retrato, el paisaje de toda la ciudad y sus alrededores boscosos cerraba las vistas con el cielo azul interponiéndose por la mitad, a lo lejos.

Raya tejió las cortinas blancas a los bordes del marco, haciendo que la luz del día entrara raudales por la ventana y estableciendo una iluminación que hacía que toda la habitación, de paredes blancas, resplandeciera de la armonía. Caminó unos pasos sobre el suelo de madera anaranjada hasta llegar a la puerta, pasando justo al lado del porta-fundas donde descansaba su espada, tomó el pomo redondo de la entrada y lo giró, abriendo la pequeña puerta de roble oscuro para luego atravesarlo y entrar a una cocina con un gran y alto tablón de madera en su centro.

—¡Buenos días, retoño durmiente! —saludó su padre, que estaba apoyado sobre el marco de la puerta que daba al pasillo. Portaba una bata verde agua y azul marino, lo que le daba un aspecto rústico y bastante elegante. —¿Cómo has dormido?

—¡Hey... bá! — respondió Raya con su ligero dolor de cabeza mañanero. —Demasiado. Tengo un calambre en el estómago, pero nada de lo que preocuparse.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 25, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Raya y los Dragones (RATLD Fan Fiction Secuela) [ En desarrollo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora