Desde el momento que Panpriya presenta a Jennie Kim como su amiga frente a toda la familia, Lalisa no puede quitarle los ojos de encima.
Pero Jennie está enamorada de Panpriya y busca la manera de permanecer a su lado, para ganarse su corazón.
✨ A...
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Jennie la miró fijamente y sintió como si todo el mundo se venciera sobre ella.
Eran esos ojos, era esa dulzura en los besos, era esa respiración acompasada. Era ella. Siempre fue ella.
Le había parecido extraño que de pronto Panpriya mostrara algún interés en ella, así que desde el comienzo algo no cuadraba. Pero decidió ignorarlo porque lanzarse en aquella nube de ilusión momentánea le daba esperanzas. Quizás Panpriya al fin lo entendía. Tal vez se trataba de alguna especie de milagro. Buscó hasta las teorías más locas que se le ocurrieron, sólo para darle sentido a aquello.
Pero por mucho que moldeara la realidad para insertar aquella conducta repentina y extraña como algo normal, sabía que no podía ignorarlo. Porque no tenía sentido. Si bien al comienzo intento creerse que ella había estado realmente ebria como para recordar algo de esa noche. La segunda vez que ocurrio, simplemente no conseguía explicarselo a sí misma.
Había dicho que la amaba, esa noche. Se confesó frente a sus ojos mientras le hacía el amor y a Jennie eso la desconcerto. Aún así, se obligó a no pensarlo demasiado.
Entonces llegó aquella noche, cuando Panpriya le confesó medio ebria, y luego de descubrirla en un rincón a los besos, que había estado follandose a Jisoo en secreto y una serie de banderas se levantó frente a sus ojos. ¿Cómo era posible? ¿En qué momento sucedia? ¿Cómo podía estar ebria y decirle eso, y a la vez decirle que la amaba?, se sintió parada en medio de una tormenta con aquella revelación. Entonces salió huyendo, terminó vomitando en un rincón del patio en el que luego Lalisa la descubrió llorando.
La reacción de la gemela de su amor platónico la dejo atónita. La mayor de las gemelas siempre parecía un ser oscuro y distante, desconectado del mundo. A pesar del fuerte crush que traía con Panpriya, ella no podía negar que Lalisa era demasiado atractiva y, que ese aura de chica peligrosa, la atraía bastante también. Pero jamás había pensado demasiado en aquella atracción, porque nunca tuvo el suficiente contacto y además, no creyó simplemente ser el tipo de aquella muchacha ruda.
Fue esa noche que Lalisa, la chica con la que jamás había mediado palabra, la llevó adentro y la cuidó mientras se recuperaba. Más allá del terrible mareo, las náuseas constantes y los calambres estomacales que la obligan a respirar más lento, ella se encontraba bastante curiosa de la conducta contradictoria que la pelinegra le mostraba.
A pesar de la mirada irritada que parecía darle, Jennie descubrió una gentileza oculta que la hizo enternecer.
Ella era la chica mala, que ayudaba a los huérfanos en secreto. O al menos esa idea vino a su mente.
Luego de su "rescate" dos cosas le quedaron dando vuelta por las cabeza.
Una de ellas tenía que ver con su actitud; porqué de pronto la chica dura y distante la ayudaba. Porqué demostraba interés y preocupación. Claro, Lalisa había intentando mantener su máscara todo el tiempo, pero Jennie había logrado ver más allá de eso. Si Lalisa fuera la mujer dura y poco sensible que parecía ser, le habría dado igual dejarla irse ebria. Pero no lo hizo, ¿Por qué? en aquel momento no supo responder.
