El Sauce Boxeador

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T/N POV
El final del verano llegó más rápido de lo que esperaba. Quería regresar a Hogwarts para ver a mis amigos, pero estos meses de vacaciones en la madriguera han sido los más divertidos de mi vida. Molly nos dijo que disfrutaramos nuestro último día de vacaciones, por lo que los chicos y yo dormimos hasta tarde. Y cuando por fin nos levantamos, jugamos Quidditch. Pero tampoco quería que Her se sienta excluida por lo que agarre el balon de Volley y le trate de enseñar. A veces se le escapaba el balón o éste le pegaba en la cara.

T/N: Está bien, descansemos un poco.

Me acosté en el césped y sentí a Hermione a mi lado. Veía a los chicos volando por los aires jugando Quidditch, enseñándole a Ron y a Ginny mejores técnicas para su juego.

Her: ¿No quieres ir a jugar?
T/N: No te preocupes, estoy bien. Todos los días he jugado Quidditch, ya me duele el cuerpo.
Her: Estoy emocionada, volveremos a clases.
T/N: Extraño a mis chicos, también estoy feliz.
Her: Por fin me podré juntar con Terry.

¿Cómo se puede dañar una conversación en un segundo? Hermione Granger tiene la respuesta.

T/N: Me alegro por ti... Será mejor volver a casa, ya se está poniendo oscuro.

Me levanté y comencé a caminar hacia la madriguera, Hermione quien iba detrás mío, me alcanzó y me agarró la mano. Una parte de mi me decía que la debía apartar pero la otra no lo hacía, no me alejaba de ella, por más que ella me gustase teníamos una bonita amistad. Y no quería que ella sintiera que algo andaba mal.

Llegamos a la casa, Her se fue a bañar mientras yo me quede en el cuarto buscando la ropa que me iba a poner. Ella se baña muy rápido, por lo que en 10 minutos ya estaba en la habitación. Cuando salí de bañarme Molly comenzó a llamarme para la cena. Todos nos sentamos en la mesa familiar y Molly con un hechizo hizo aparecer un montón de comida en esta.

Al ser nuestro último día en la casa, todos tuvimos que organizar nuestros baúles. Cuando terminamos, nos acostamos, sabiendo el largo viaje que nos esperaba  mañana.

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Al día siguiente, Molly nos despertó a las 6 de la mañana para ver los últimos arreglos. Cuando  todos bajamos, dejamos las maletas en la sala y desayunamos. A eso de las 7, todos salimos de la casa, yo llevaba el baúl de Hermione mientras que ella llevaba a Centa y a Hedwig en sus respectivas jaulas.

No entendía como diez personas, 8 baúles grandes, tres lechuzas y un ratón, pudiesen entrar en ese carro. Aunque tampoco tuve en cuenta los arreglos que el señor Weasley le había hecho.

Arthur: No le digan nada a Molly—dijo mirándonos a Harry, a Hermione y a mí.

Abrió el maletero y este estaba agrandado mágicamente para que pudieran caber todos los baúles con facilidad. Cuando ya todos subimos al carro, Molly dio el último vistazo hacia los asientos traseros.

Molly: Los muggles saben más de lo que parece, ¿verdad?, es decir, desde afuera nadie creería que muchas personas entraran en este carro.

El señor Weasley arrancó el coche y salimos del patio. Apenas me había dado tiempo de preguntarme cuándo volvería a verla, cuando tuvimos que dar la vuelta, porque a George se le había olvidado su caja de bengalas del doctor Filibuster. Cinco minutos después, el coche tuvo que detenerse en el corral para que Fred pudiera entrar a coger su escoba. Y cuando ya estábamos en la autopista, Ginny gritó que se había olvidado su diario y tuvimos que retroceder otra vez. Cuando Ginny subió al coche, después de recoger el diario, llevábamos muchísimo retraso y los ánimos estaban alterados.

Siempre serás tu --- Hermione Granger y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora