El diario secretísimo

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T/N POV

Estábamos cuatro de enero y Hermione aun estaba en enfermeria, ya no tenía cola ni orejas puntiagudas, aun tenia un poco pelo en la cara pero sus ojos de a poco volvían a la normalidad, por lo que estaría unos cuantos días más en enfermeria.

Corrieron rumores sobre su desaparición cuando el resto del colegio regresó a Hogwarts al finalizar las vacaciones de Navidad, porque naturalmente todos creyeron que la habían atacado. Muchos pasaban por la enfermería para echarle un vistazo, hasta que Madame Pomfrey se hartó, quitó las cortinas de su propia cama y las puso en la de Hermione, para ahorrarle la vergüenza de que la vieran con la cara peluda.

Harry, Ron y yo íbamos todas las noches a hacerle compañía. Y cuando empezaron de nuevo las clases le llevamos cada día los deberes.

Ron: Si a mi me hubieran salido pelos de bigotes, aprovecharía para descansar.

Mientras veíamos a Hermione hacer la tarea con un montón de libros y pergaminos a su alrededor.

Her: No seas tonto Ron, tengo que mantenerme al dia. ¿Tienen alguna pista?
Harry: Nada- dijo con tristeza
Ron: Estaba convencido de que era Malfoy...

Lo miré con reproche hasta que vi algo dorado que sobresalía debajo de la almohada de Hermione.

T/N: ¿Qué es eso?
Her: Nada, una tarjeta para desearme que me ponga bien-Dijo a toda prisa, tratando de esconderla pero fui más rápida, la agarre y la abrí.
T/N: A la señorita Granger deseándole que se recupere muy pronto, de su preocupado profesor Gilderoy Lockhart, Caballero de tercera clase de la Orden de Merlín, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa Contra las Fuerzas Oscuras y cinco veces ganador del Premio a la Sonrisa más Encantadora, otorgado por la revista «Corazón de Bruja». – mire a Hermione con disgusto y le pregunté-. ¿En serio duermes con esto bajo la almohada?

Pero Hermione no alcanzó a responder ya que la señora Pomfrey llegó con la medicina de la noche. Por lo que nos tuvimos que retirar. Íbamos caminando por las escaleras que guiaban a la torre de gryffindor, cuando escuchamos a alguien quejarse.

Harry: Es Filch- dijo en un susurro
Ron: Espero que no hayan atacado a nadie más- dijo alarmado
Filch:... aún más trabajo para mi. ¡Fregar toda la noche, como si no tuviera otra cosa por hacer! Esto ya es la gota que colma el vaso, iré a hablar con Dumbledore.

Sus pasos se fueron distanciando y se oyó un portazo. Esperamos unos segundo más y fuimos a ver qué era lo que pasaba, en el medio del pasillo había un charco de agua que continuaba saliendo desde los aseos de Myrtle la llorona. Ahora Filch no estaba, se podía oír los chillidos de Myrtle resonando a través de las paredes de los aseos.

Ron: ¿Qué le pasará ahora?
T/N: Vamos a ver

Nos levantamos las túnicas por encima de los tobillos y entramos al baño. Myrtle la llorona estaba llorando. Parecía que estaba metida en su retrete habitual. Los aseos estaban a oscuras, porque las velas se habían apagado por la enorme cantidad de agua que tenía empapados los suelos y las paredes.

T/N: ¡Myrtle! ¿Qué pasa?
Myrtle: ¿Quién es? ¿Vienes a arrojarme otra cosa?
T/N: ¿Por qué vendríamos a hacer eso?
Myrtle: ¡No lo se!- grito-. Yo estoy tratando de sobrellevar mis propios problemas y todavía hay alguien que cree que es divertido arrojarme un libro...
Ron: Pero si alguien te arroja un libro, a ti no te puede doler. Quiero decir, que simplemente te va a atravesar, ¿verdad?
Myrtle: ¡Vamos a lanzarle libros a Myrtle, no puede sentirlos!- chillo-. ¡Diez puntos a quien le de en el estómago! ¡Cincuenta puntos por cabeza!
Harry: Pero, ¿Quién te lo arrojó?
Myrtle: Yo que sé, estaba sentada en el sifón pensando en la muerte, cuando me atravesó la cabeza. Está ahí, empapado.

Siempre serás tu --- Hermione Granger y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora