La poción multijugos

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Bajamos las escaleras de piedra y McGonagall llamó a la puerta. Esta se abrió silenciosamente y entramos. La profesora McGonagall dijo que esperamos y nos dejó solos.

El despacho de Dumbledore era el más interesante entre todos los profesores. Era una sala circular, grande y hermosa. Las paredes estaban llenas de retratos de antiguos directores, hombres y mujeres. También había un gran escritorio, y tras este, en un estante, estaba el sombrero seleccionador. Mi hermano lo agarró y se lo coloco.

Sombrero: ¿No te lo puedes quitar de la cabeza, Harry Potter?
Harry: No, lamento molestarte, pero quería preguntarte...
Sombrero: Te has preguntado si te he mandado a la casa acertada. Si..., tu fuiste difícil de colocar. Pero mantengo lo que dije, aunque podrías haber ido a Slytherin.

Harry se quitó el sombrero y lo dejó en su lugar. Harry se volvió hacia mí, con la mirada perdida. Y lo abrace, sabía que esto le preocupaba tanto como a mi. Pero todo iba a estar bien.

Detrás de nosotros, sobre una percha dorada, había un pájaro de aspecto decrépito que parecía un pavo medio emplumado. Nos acercamos a este e hizo un particular ruido. Parecía muy enfermo. Tenía los ojos apagados y se le cayeron otra dos plumas de la cola.

Lo último que faltaba era que el pájaro se muriese estando nosotros en el despacho,y justo en nuestra peor suerte,  este comenzó a arder.

T/N: Harry ¡Agua!

Los dos buscamos agua pero no había nada, el pájaro se convirtió en una bola de fuego, para luego dejar caer cenizas. Y justo en ese instante se abrió la puerta, mostrando al director del colegio.

Harry: Profesor... Nosotros... su pájaro... no pudimos hacer nada..., acaba de arder...

Dumbledore se rio.

Dumbledore: Ya era hora. Hace días que tenía un aspecto horroroso. Yo le decía que se diera prisa.

Al ver nuestra cara atónita volvió a reír y explicó.

Dumbledore: Fawkes es un ave fénix, jóvenes. Los fénix se incendian cuando les llega el momento de morir, y luego renacen de cenizas. Miren...

Volvimos a mirar donde había ocurrido el evento, y en el lugar había un pollito diminuto y arrugado.

Dumbledore: Es una pena que lo hayan tenido que ver arder. La mayor parte del tiempo es verdaderamente precioso, con sus plumas rojas y doradas. Pueden transportar cosas muy pesadas, sus lágrimas tienen poderes curativos y son mascotas realmente fieles. Pero ahora sí a lo que vinimos.

Dumbledore se sentó en la silla tras el escritorio. Iba a comenzar a hablar cuando la puerta se abrió abruptamente, mostrando a Hagrid con una expresión desesperada.

Hagrid: ¡No fueron ellos, profesor Dumbledore! Yo hablaba con ellos segundos antes de que hallaran al muchacho, señor, ellos no tuvieron tiempo de...
Dumbledore: Hagrid, yo...
Hagrid: No pudieron ser ellos, lo juraré ante el ministro de magia si es necesario...
Dumbledore: ¡Hagrid! Yo tampoco creo que sean culpables...
Hagrid: ¿Ah no? Bueno, en ese caso, esperaré afuera, señor director.

Y con cierto embarazo, salió del despacho.

T/N: ¿Usted no cree que fuimos nosotros?
Dumbledore: No, señorita T/N. Pero aun así quiero hablar con ustedes.

Esperamos con ansias mientras Dumbledore nos miraba.

Dumbledore: ¿Hay algo de lo que les gustaría contarme?- dijo con amabilidad-. Lo que sea.

Siempre serás tu --- Hermione Granger y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora