«Renunciar a ser niños, renunciar a ser príncipes, y afrontar ser reyes a los veinte años no era fácil; y mucho menos si aún no resolvían sus problemas amorosos, ni protegían al mundo con sus poderes . . . La última y definitiva batalla se acercaba...
Habían estado comentando sobre la tierna pareja que formaban Jeongin y Yeji, que tras ir a otro tema, y a otro más, como la sorpresa que le había preparado Changbin a Felix, no se dieron cuenta de la hora. Ya cansados y con bastante sueño, decidieron dirigirse todos juntos al edificio de las habitaciones. Woojin y Chaeryeong los guiaron como buenos anfitriones, dando entender al resto lo clara que era su relación. Cada uno por su lado y de distintas maneras, estaban felices por lo que había surgido entre ambos.
— Saben que tienen una habitación personal, pero obviamente no están obligados a dormir solos. Eso depende de ustedes. — manifestó Kim con una sonrisa de labios.
— Nosotros nos iremos a dormir ya, así que descansen, majestades. — informó Chaeryeong, tomando la mano de su pareja y haciendo una reverencia como despedida.
Woojin se despidió con un ademán de mano y se retiró junto con ella. Los demás se miraron entre sí, cuando de repente Chan preguntó:
— ¿Y Jisung?
— Se quedó atrás. Ya sabes, Minho se fue al baño y no regresó hasta ahora. Lo está esperando en el pasillo que te trae aquí. — respondió Hyunjin con simpleza. — Deberíamos ir a dormir . . .
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Han Jisung aguardó con sus manos sujetadas frente suyo en medio del pasillo. Estaba todo silencioso y desolado. Sentía los párpados pesados y estaba a nada de irse a su habitación a dormir, sin embargo, lo tedioso de estar enamorado era que quería ir a la cama con su novio, y ese mismo deseo le impedía moverse de ahí.
— Maldito corazón. — murmuró somnoliento. — ¿Por qué demora tanto? — se quejó como un niño pequeño.
Cerró los ojos un par de segundos, entrando en una especie de paz, en donde su espalda estaba recostada sobre una de las paredes y su respiración era tranquila, como si realmente estuviera muy cómodo. Fue así tan sólo un momento, ya que al poco tiempo sintió cómo algo golpeaba su cabeza y caía al piso, donde rebotó seguidamente, creando un chillido que le hizo mirar directamente al objeto.
Jisung frunció el ceño confundido en cuanto la pequeña cosa se quedó quieta en un lugar. Se agachó a recoger delicadamente el objeto aún sin entender el contexto de la situación. Sus ojos buscaron al responsable de tal susto que le había causado, encontrándose con la mirada de Minho. Esa sonrisa le trajo tantos recuerdos del pasado. Había pasado un buen tiempo desde la última vez que le había lanzado algo a la cabeza con su poder mental. En el pasado había sido el pan de cada día, y también su método de conquista.
— Maldito loco. — murmuró, mientras lo miraba con cariño.
"Tal vez de tanto golpe en la cabeza fue que terminé perdidamente enamorado de éste bobo" pensó, pero inmediatamente el palpitar de su corazón acelerado cuando Lee se comenzó a acercar le indicó que no estaba en lo cierto.
