Día 11

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20-febrero-2006
No puedo recordar alguna vez que me allá detenido a ver a ninguna persona detenidamente, pero lo hice con Vanya.
Ella estaba como todas las mañas arreglándose para lucir presentable enfrente del viejo.
No sé arreglaba como Alisson, no se ponía tanto maquillaje como ella, no busca tentar con eso, no buscaba destacar solo de arreglaba lo suficiente para sentirse ella bien consigo misma y no sabía que así lucía mil veces mejor.
Para cuándo había llegado a su cuarto ella ya estaba vestida, solo le faltaba el saco y una parte de mi pensó que eso sería todo pero entonces comenzó a cepillarse el pelo, ella no se daba cuenta pero mientras lo hacía tarereaba una canción, era cuidadosa con cada movimiento del cepillo, jamás pensó que fuera posible pero se veía su pelo más brilloso, suave y largo que en todos los años, después dejo el cepillo y tomo lo que el supone era crema o maquillaje de cara y se lo paso solo unas pequeñas gotas por toda la cara, cuidando que su piel lo aceptará, cuidando que se viera natural, se puso un leve rosa en las mejillas lo suficiente leve como para no sentir que fuera maquillada pero que te hacia dar cuenta de la blancura de su piel. Era una piel que siempre había estado encerrada en esas cuatro paredes, una piel que no había gozado el calor del sol, una piel tan perfecta pero tan triste porque no tenía ninguna marca de que ella hubiera vivido y descubierto cosas, era tan perfecta que solo podía ser posible en una muñeca de porcelana y sabía que era porque todos y en un momento yo mismo habíamos visto a Vanya como la debilidad personificada pero cuando se dió la vuelta ya con el saco puesto y algo de bálsamo en los labios para sonreírle, senti que me podía ahogar en ella, senti que no era la primera vez que la veía pero que algo me únia a ella...algo que como ella misma me había dicho no era la primera vez que pasaba.

Cinco odia sentirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora