Olor a muerte

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Asustada palideció cuando sintió una mano posarse en su delgado hombro, se levantó como un resorte y retrocedió cubriendo su rostro con ambos brazos para esperar el ataque.

— ¡L-lo siento! – escuchó una voz arrepentida — no quería asustarla, recordé su rostro y quise venir a saludar...

Se acercó a la luz de los faroles y lo reconoció al instante, sus ropajes finos, su pelaje de rubio claro, suspiró y volvió a encontrarse con ese mar de ojos azules.

— No, disculpe. Estaba distraída, creo que por eso me asusté – hizo una reverencia, él la imitó y sonrió.

— Oh, entonces me recuerda – dijo contento.

— ¿Cómo iba a olvidarlo? su aspecto no pasa por desapercibido – el comentario encendió las mejillas de la ardilla, se sintió apenado por su ropa, no combina en absoluto con el resto.

— Supongo que tiene razón, mi ropa no es la adecuada...

— No, por favor no tome mal mi comentario – negó tímidamente, no quería reprocharle ni que sus palabras sonaran como regaño — dígame, ¿qué lo trae aquí?

— El señor Olson me habló sobre el festival – dijo mirando a la multitud — dijo que era demasiado ruidoso, pero parece divertido.

— Algo, pero me alegra que esté pasando una buena noche entonces – sonrió ella, volvió a sentarse sobre el tronco y lo invitó a acompañarla.

— ¿Qué hace una dama como usted apartada de la gente? – confundida, alzó las cejas sin entender.

— ¿A qué se refiere?

— Por su aspecto no parece ser una persona retraída – dice y ella no puede evitar sentirse avergonzada mientras aprieta la tela de su vestido — me sorprendió verla sola en un lugar tan alejado.

Sus ojos vagaron por la silueta femenina, usaba el mismo vestido blanco que las demás hembras a diferencia del diseño, los detalles de este no tenían comparación. 

Quedó en blanco cuando observó los bellos detalles de la corona de flores sobre sus púas y sintió la necesidad de acariciarlas.

Pero el rostro afligido de ella detuvo sus intenciones.

— No me siento cómoda de compartir mi noche con gente desconocida.

— ¿La incomodo...? – ella abrió sus ojos como platos al darse cuenta de lo duras que habían sido esas palabras.

— ¡N-no! digo, n-no quise decir eso – negó con la cabeza al ser tan descortés — es solo que estar en este evento en general, me provoca ansiedad. Disculpe, no estaba midiendo mis palabras.

El macho le sonrió con ternura, sus dos iris azules brillaron al contraste de la luz mientras entendía, estaba tranquilo de no incomodarla con su presencia.

— De hecho, su compañía es agradable.

— Compartimos el mismo pensamiento, señorita...

— Amy, puede llamarme así – aclaró — ¿Cuál es su nombre?

— Hannes – aclaró su voz — el festival es para unir a las hembras y a los machos solteros ¿me equivoco?

— Desafortunadamente está en lo correcto, hay un baile de cortejo.

— Veo que el evento no la motiva – ella suspira mientras niega.

— Casarme ahora será una carga para el futuro – sostiene ella.

Generalmente, los machos son los que suelen oponerse al matrimonio cuando son empujados la primera vez, pero una hembra siempre es la primera en querer participar en este tipo de eventos.

Cherry Hill - SHADAMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora