Knuckles

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Golpeó de nuevo hacia delante, la fuerza de su cuerpo está bien distribuida. Debe mantener las piernas firmes, la espalda recta y enfocarse en los golpes y la rapidez. Se dio cuenta en poco tiempo que sus ataques debían tener poca fuerza para que pudiera golpear seguidamente, mientras tratara de poner fuerza en todos los golpes, más rápido se desgastaba.

— ¡Agh...! - golpeó de nuevo, su pierna derecha tembló y un calambre la hizo arrodillarse. En el suelo, soltó el palo y miró sus manos temblorosas y sucias preguntándose cuánto tiempo había transcurrido desde entonces, después la silueta de una sombra la hizo alzar la cabeza. 

Shadow se cruzó de brazos, mirándola con el rostro endurecido. Ella pensó «¿Estará molesto?», «¿Se decepcionó?» pero no parecía ser el caso, realmente era difícil saber lo que el erizo pensaba. 

— Levántate, terminaremos por hoy - dijo al verle las manos, ella asintió y trató de levantarse pero la sensación de calambre aún seguía en su pierna. 

— Te tomo la palabra - formó una mueca y apretó la zona del músculo para relajarlo — ¡Odín! 

Shadow se agachó para tomar el palo y lanzarlo de vuelta a la pila de cosas, Madson podría verlo y si dejaban pequeñas pistas del entrenamiento seguramente los descubriría. Quizás ya lo sabía, no era tonto. 

Cuando Amelia por fin pudo alzarse, la puerta se abrió dando paso a su madre, su piel lucía un poco más colorada de las mejillas y le sonrió a ambos cargando un pequeño envoltorio.

Sus ojos viajaron por el campo de arbustos cubiertos y asintió satisfecha. 

— Veo que han hecho un buen trabajo - alzó el envoltorio — fue bueno pasar por esto entonces. Es una pequeña recompensa. 

— ¿Qué es? - Amy cogió el trapo mojado de la cubeta y limpió su rostro, dejando el trapo húmedo en su frente para tratar de regular el calor. 

— Queso recién hecho - afirmó con júbilo — pero antes, un último favor. 

La eriza sintió ganas de tirarse en el pasto, las tareas nunca terminaban y luego de un arduo trabajo en el sembradío, con el entrenamiento y ahora ¿Qué le esperaba?. Por otro lado, Shadow ni siquiera tenía el interés, pero si la mujer lo pedía, lo haría. 

Lulú sacó del bolsillo un trozo de papel casi arrugado. 

— Bunnie quiere cuatro botellas de vino, quiere hacer una nueva receta con ellos y me pidió llevarle unas cuantas - palmeó la bolsita y el sonido de unas monedas se escuchó en el interior — Me pagó por adelantado ¿podrías acompañarla? no me gustaría que regresara sola tan noche. Tiende a dar recorridos por el pueblo. 

— Sabes bien que no es cierto... - murmuró Amy con un puchero antes de entrar. El azabache asintió y descruzó sus brazos para despedirse y seguir a la rosada. 

En el interior, la vio cruzar una pequeña compuerta por debajo de las escaleras hasta sacar una llave de hierro. Ella le señaló el camino. 

Cuando volvieron a salir de la casa siguieron un pequeño camino hasta llegar a unas puertas de madera en el suelo, ella introdujo la llave en la cerradura y al abrirlo el olor a vino entró por su nariz, deleitándolo. 

Un sótano de vinos, ella entró y él se quedó afuera un momento antes de entrar, había solo dos velas en el interior y el sol ayudaba a alumbrarlos, no había razón para encenderlas. 

— ¿Puedes ayudarme a alcanzar esa botella de ahí? - Amy señaló una altura más arriba mientras se agachaba a recoger una de las cajas de madera del suelo. Seguramente las pondría ahí. 

Cherry Hill - SHADAMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora