Niflhem

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Cherry Hill 

En un principio sólo existía el vacío, no había océano, ni árboles u zoomorfos. Dentro de la oscuridad, se formó la primera región en el cielo oculta entre aquellas grandes nubes blancas con aspecto esponjoso, llamada Niflhem. 

En el sur se formó una tierra de fuego, con el suelo tan caliente que podía quemar cualquier cosa, un ambiente bochornoso que provocaba un inmenso y sofocante calor, de entre las rocas y lava surgió un gigante llamado Muspellsherm. Los doce ríos de pura agua transcurrían desde Niflhem hasta donde Muspellsherm.

Cuando el aire cálido se formó en el norte, las aguas del río habían llegado hasta allí y de entre el agua fría y refrescante salió Ymir, la vaca. El primero de todos los seres vivos en la tierra, las montañas de hielo se unieron para formar una enorme piscina que resguardaba la leche sagrada de Ymir, perfecta para soportar el cuerpo ardiente de Muspellsherm, lo mantuvo apacible y su cuerpo caliente, estaba en la temperatura indicada. 

Ellos dos tuvieron hijos y después.. 

— Aguarda un momento, ¿Una vaca tuvo hijos con un gigante? Amy eso es imposible - Refutó la pequeña coneja sobre la cama con los brazos cruzados, sin creer nada. 

— Cream, no interrumpas - Exclamó la eriza con desilusión — Cuando yo tenía tu edad, amaba escuchar éstas historias, ¡Se ha contado por generaciones! explica sobre la creación de todas las bellezas naturales que viven ¿No te parece interesante? 

— No logro entender nada sobre los gigantes, además tengo sueño. Ya vete - Los pequeños pies de Cream patearon con fuerza los muslos de su hermana al final de la cama. Amy frunció el entrecejo y no le quedó de otra más que levantarse.

— Eres una grosera - Recibió un golpe con la almohada en el rostro y optó por dejarla descansar, la pequeña no tenía remedio. Dejó la almohada a su lado y apagó la linterna, antes de salir del cuarto le dedicó una sonrisa y cerró la puerta. 

Observó la oscuridad de la noche por la ventana de las escalera, pensó en el frío que calaba los huesos y se apretó con la cobija que traía en los hombros. El brillo de la chimenea alumbró el fondo de la madera y por curiosidad decidió bajar, preguntándose si su padre aún estaba despierto.

Al bajar, pasó por el umbral de la cocina hasta llegar a la sala, un erizo robusto coyas púas eran un tono más rosado que el de Amy estaba terminando de colocar parches a unas botas viejas. Cuando el erizo notó su presencia sonrió con alegría y le hizo una seña para invitarla a sentarse junto a él.   

Observó el par recordando desde pequeña como su padre las adoraba, eran casi una reliquia. Significaban más que un par de zapatos, formaban parte de una herencia. En su familia, los varones heredan sus zapatos a sus hijos, es una forma de entregar fuerza y valor y ahora su padre es quien cuida de ellas. 

— ¿Sin raspaduras?

— Sin raspaduras - Respondió él mientras se aseguraba de dar los últimos arreglos — ¿Cream ya se durmió?

— Creo que podemos escuchar sus ronquidos - Juraría que su dulce hermana estaba ya en el paraíso de los sueños, su padre acabó de limpiar el frente de las botas y las dejó en el suelo junto a la esquina del sofá. 

 — Es un alivio - Parecía contento, la sonrisa de su padre podía iluminar cualquier rincón y de eso no había duda — Recuerdo bien cuando yo te contaba esas historias, amabas la parte en que Ymir se enamora del gigante y lo ayuda a calmar su furia con el agua. 

— Y el final... cuando Odín acaba con los gigantes y Ymir siente la pérdida de su amado ¿Por qué tuvo que terminar así para ellos?. Una hermosa historia y luego ¡le arrebatan al amor de su vida! - Me quejo mientras pongo un poco más de madera en la chimenea. Muspellsheim no era un gigante vil, quizá al inicio de su creación, pero cuando conoció a la vaca su furia se calmó. 

— Es por eso que el invierno está por azotar - Comenta mi padre observando las ventanas, sigo su vista y ambos podemos apreciar el helado frío que azota por fuera — Cuando Ymir pierde a Muspellsheim, entra en un horrible dolor y resentimiento en contra de Odín y su familia, provoca el invierno, congela el agua y destruye las cosechas como una venganza hacía los cielos por lo que le hicieron. 

— Y cuando hace calor, es por que Ymir visita la tierra de fuego para honrar la memoria de su amado, sufriendo ese insoportable calor y quemándose las pezuñas, el agua se seca, al igual que los alimentos... ella siempre sufre - Recité, la vieja historia tiene mucho que ofrecer, pero Ymir es una de mis favoritas.

— Por Thor, ustedes siguen despiertos - Escuchamos la voz de mamá acercarse, su nariz está roja y sus orejas están agachadas, tiene esas ojeras muy notorias y sus manos las mantiene unidas, ésta noche, no tiemblan. Lo que es una buena señal — Pensé que ya se habían ido a dormir, y que tu padre había bajado a comerse las raciones para los de Visby. 

Reí mientras me alzaba del sillón, papá frunció su ceño sintiéndose ofendido. 

— Para tú información Lulú, sólo bajé para arreglar mis botas, ésta mañana se llenaron de agua cuando fui a pescar - Aclara mostrando las terminadas y bien arregladas botas marrón. 

— Tú y esas botas, Madson. 

— ¿Qué tienen? aún resisten luego de seis generaciones - Alza la barbilla con orgullo. 

— Y pronto se volverán mis botas, me quedarán grandes pero las aceptaré con mucho gusto - Intervine sonriendo con mucha honra y reí al ver el rostro de mi padre observar sus botas con muchísimo valor, como si no quisiera separarse de ellas. 

Sé que las botas sólo se han heredado a varones, por el tamaño y por que el viejo abuelo Rose decidió que así lo fuera cuando vio valentía en su primer hijo. 

Magnus, un pequeño niño que pronto se volvió un gran guerrero y peleó contra las fuerzas del inframundo durante la batalla de los gigantes. Se enamoró de una hermosa eriza, y tuvieron dos hijos, uno de ellos se convirtió en luchador como su padre y el segundo prefirió seguir el lado del mundo alquimista por parte de su madre. 

Supe que el niño alquimista viajó lejos de casa hacía las montañas de Fjallbacka para continuar sus estudios dentro de la magia. Usgus, el primer hijo, se casó con una mujer bellísima, juntos tuvieron un varón e iniciaron su negocio de vinos. Luego, ocurrieron otras tres generaciones más hasta que las botas llegaron a manos de papá cuando su padre falleció. 

En ésta generación, yo resulté ser la primogénita y única hija con sangre de los Rose, papá encontró a Cream cuando apenas era una bebé.

Por tanto, las botas me pertenecerán cuando mi padre fallezca. O cuando él crea que es el momento.

— Será mejor descansar - Anuncia mi madre con voz cortada. Mi padre asciende dejando de lado las botas.

Cuando se levanta, toma la mano delicada de mi madre para poder ayudarla a subir las escaleras. Los veo subir las escaleras con pasos lentos, papá es tan protector. Cuando mi madre me dio a luz dentro de un viejo granero, perdió las fuerzas y ahora es muy propensa a las enfermedades.

Soy descendiente de una gran generación de luchadores, ¡Y daré todo mi esfuerzo en mantener en pie el negocio de mi padre! forjaré un largo camino de paz para ellos.

El dinero no hará falta, la comida estará a disposición y nunca pasaremos frío durante las noches heladas, lo prometo.





Cherry Hill - SHADAMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora