Episodio XIV.
De camino a casa.
—Finca Monique, día siguiente—
Hope sonrió, triunfal. Rafael en cambio, cae al suelo, una vez más, mirándole con una sonrisa en sus labios y sus hermosos ojos cafés inyectados en ámbar. Rafael una vez más se levantó, tomo la espada entre sus manos y se dispuso a atacarle. Hope hizo un movimiento con su espada, desarmando una vez más a Rafael y apuntar a su garganta con su propia arma.
— ¿Desde cuándo saber usar la espada? — pregunto Carsein, observando el combate y los maravillosos movimientos de su prometida.
—Nunca dije que no sabía usarla— Hope corrigió al pelirrojo, mirándolo —por cierto ¿Cuándo llegaste? — pregunta, confundida.
— ¿No dijo lo contrario, majestad? — Haren pregunto a Ruvelis.
Ruvelis asintió, en silencio.
—Ignóralo— dijo Aristia, sonriendo a su hermana, atenta a los movimientos de su hermana, desconocidos para ella.
—Tienes razón— dijo Ruvelis, sonriendo.
—Concuerdo con su majestad— dijo Haren, amable.
—¿Incluso sir Haren y su alteza? — dijo Hope, confundida, ¿es acaso un espectáculo ver su técnica de espada?
—Hope no bajes la guardia— recordó Keirean, reprendiéndola —tu presa intenta escapar— señaló a Rafael, de pie y a punto de huir.
Hope soltó su espada, tomó a Rafael del brazo fuertemente y haciendo gala de su fuerza, pasó el cuerpo del chico por encima de su hombro, rápidamente, estampándolo en el suelo sin mucho esfuerzo. Rafael soltó un quejido, tumbándose en el suelo mirando hacia el cielo, adolorido.
—No huyas— dijo Hope, sonriendo —debes de aprender a usar la espada, Raf— soltó su brazo, tomó su espada y le apunto al cuello —nunca sabes cuando alguien pueda traicionarte— le recordó.
—De acuerdo, tiempo fuera— pidió Rafael, dando golpes ligeros en el brazo de la chica.
Hope sonrió, levantándose y extendiendo una mano hacia él. Rafael asintió, aceptando el gesto de la castaña. Es cerca de medio día, y ha entrenado junto a Hope desde prácticamente el amanecer. Por supuesto, no es la primera vez, pero el uso de espadas complica su entrenamiento, al desconocer por completo la esgrima. Rafael tiene poco conocimiento del uso de una espada, es más de combate directo.
—¿Desde cuándo sabes usar la espada? —pregunta Rafael, curioso.
Hope suspiró, riéndose —desde niña. Mi padre me enseñó a pelear con armas medievales— dijo Hope, guardando su espada en la funda que cuelga de su cintura —me obsequio una de cumpleaños— sonrió nostálgica del recuerdo.
—Oye ¿Por qué le contestas a él y no a nosotros? — pregunto Carsein, interponiéndose entre los dos.
—Cierto— concordó Aristia, celosa de la cercanía de Hope y Rafael.
—¿Eh? — Hope miró a ambos adolescentes —simple— una sonrisa se hizo presente en sus labios —Raf es mi primer amigo, él tiene que saber de esto— simplificó.
Rafael sonrió, divertido de las expresiones de Carsein y Arista, esta última con un adorable puchero en su rostro, aunado a sus mejillas ligeramente sonrojadas, todo un espectáculo digno de ver.
—Como sea— Hope miró a Rafael —ahora es el momento de entrenar sin espadas— llevó sus manos a su cintura, desabrochando el cinturón y retirando la funda de su espada —toma— le entrega su arma a Aristia.
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La princesa caballera y el sabueso de dios.
RomanceHope Andrea Mikaelson se sacrifica por sus amigos. Al despertar, se encuentra en un campo de batalla, en donde logra sobrevivir con sus habilidades únicas en el combate. Y entonces lo conoce a él. Alto, guapo, elegante y misterioso. Él es Keirean la...