Episodio XX—
Verdad.
—Mansión Monique—
— ¿Eh? ¿La tinta se acabó? — susurra Aristia, curiosa —ne sir Rafael— mira a su caballero escolta, amable —la tinta se acabó al parecer, ¿puedes ir en busca de un reemplazo por favor? — pidió.
Rafael asintió, sonriéndole amablemente —por supuesto que si lady Aristia— contesto mientras deja a un lado el papeleo en sus manos, se levantó de su asiento y salió del cuarto —buenos días Lina— saludó a la mucama.
—Buenos días sir Rafael— dijo Lina, ligeramente sonrojada. En Castina, la mayoría de los caballeros tienen piel clara, por lo cual la joven y atractiva apariencia de Rafael es un aire fresco para la mayoría de las mucamas. Lina sonrió, ligeramente sonrojada. Rafael pasó a un lado de ella, saliendo de la habitación. Aristia en cambio, observo atentamente cada uno de los movimientos.
—Mi lady es hora del té, ¿debería prepararlo? — pregunta Lina, sonriendo nerviosa de la mirada acusadora de Aristia —¿O —ocurre algo? — se atrevió a preguntar.
—Lina... A ti... — Aristia se acercó a Lina, mirándole de cerca —¿te gusta sir Rafael? — preguntó, en un tono acusador.
Lina dio un brinco, con un rostro totalmente rojo. ¿Desde cuándo su señorita se interesa por su vida personal? Es más, ¿su interés por Rafael es tan notorio que alguien como su señorita es capaz de notarlo con claridad?
—¡N —no! — gritó Lina, sorprendida, sonrojada y con los ojos mirando de un lado a otro.
—¿Enserio? — Aristia dudó, posteriormente suspiró aliviada —¿eh? — pensó, temblando ligeramente —¿Por qué me siento aliviada? — preguntó en un suave susurro. Negó con la cabeza, apartando el pensamiento innecesario con relación a Rafael. Aristia extendió su mano hacia el cajón, abriéndolo sin mucho esfuerzo y notando un paquete de cartas, en color verde pasto —Lina — llamó.
—Ya le dije que no me gusta sir Rafael — dijo Lina, con un sonrojo en sus mejillas y preparando la tetera.
—No es eso — negó Aristia, riéndose sutilmente de ella —quiero preguntarte si no ha llegado una carta, en especial de sir Verita — preguntó con una sonrisa.
Antes, recibía una carta de Allendis todos los días. Sin embargo, desde la llegada de sir Rafael, las cartas de Allendis no han llegado. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Acaso se encuentra enfermo? Espero y no sea el caso, quiero contarle tantas cosas en relación a Hope y el entrenamiento espartano al cual somete diariamente a Carsein.
—Tal vez no lo sepa porque está mezclado con las demás, ¿Qué tal si las buscamos? — propuso Aristia.
Lina tembló, dudando de responder o no, acto que no pasó desapercibido por Aristia. La expresión de la adolescente cambio a uno más serio, asustando a Lina. Ella suspiró, mirándole tranquilamente.
—Me estás escondiendo algo, ¿verdad? — preguntó Aristia —no me enfadare así que di la verdad — pidió.
—... Ah... Hmm... Me dijeron que no dijera nada — confesó Lina, ligeramente asustada de las represalias en dado caso de que la noticia llegase a los oídos del marqués.
—Lina — dijo Aristia.
—El marqués escondió la correspondencia de sir Verita — dijo Rafael, desde el marco de la puerta.
Aristia volteó a ver a su caballero, sorprendida. ¿A qué se refiere? ¿Por qué su padre le ocultó las cartas de Allendis? ¿Qué es lo que está ocurriendo?
ESTÁS LEYENDO
La princesa caballera y el sabueso de dios.
RomanceHope Andrea Mikaelson se sacrifica por sus amigos. Al despertar, se encuentra en un campo de batalla, en donde logra sobrevivir con sus habilidades únicas en el combate. Y entonces lo conoce a él. Alto, guapo, elegante y misterioso. Él es Keirean la...