Especial. Beso prohibido.

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¡Hola! Un pequeño especial sin motivo en especial más que fortalecer las relaciones personales de los personajes principales. ¡Disfrútenlo!

La princesa caballera y el sabueso de Dios.

Las crónicas de un amor no correspondido.

Beso prohibido.

El caso de Allendis de Verita.

—Imperio Castina. Casa Monique—

Es un día como cualquier otro en la casa Monique. Aristia, como un día cualquiera en el cual los rayos del sol son agradables con su cuerpo, consume sus alimentos en el invernadero perteneciente a la familia Monique. Como cada mañana, Aristia disfruta de los postres que preparó su hermana mayor en compañía de un té acorde a su gusto servido por su escolta.

— ¿Eh? ¿Allen se enfermó? — preguntó Aristia al escuchar las noticias por parte de su escolta personal, Rafael.

—Me temo que sí mi lady— Rafael le sonrió —parece ser que la exposición continua al clima frío hizo de las suyas en su cuerpo— colocó una taza de té y bocadillos en la mesa —no se preocupe mi señorita, Lizzie se ofreció a cuidarlo, no está solo— explicó Rafael.

—Pero... Me gustaría visitarlo— murmuró Aristia.

Entrando al invernadero —es un rotundo NO— negó Hope, tomando asiento a un lado de ella —tengo entendido que eres susceptible a enfermarte con frecuencia si no tienes cuidado— pausó —Lizzie va a cuidar de él, no te preocupes— le sonrió —cuando su salud se encuentre mejor, puedes visitarlo— tomó la tetera y se sirvió té.

—Lady Hope tiene razón mi lady— Rafael intentó persuadirla —si usted se enferma, sir Verita se sentirá culpable por contagiarle ¿no es así? — sonrió —procure su bienestar por el momento, Lizzie es buena cuidado de personas enfermas, no se preocupe, está en buenas manos— explicó sin más.

Aristia accedió no muy convencida de las palabras de su escolta. Si bien Allendis y Lizzie tienen una mejor relación a comparación del inicio, y ahora son lo suficientemente cercanos como para tomar las palabras del contrario con humor y llamarse por sus nombres, Aristia duda que Lizzie sea lo suficientemente capaz de cuidar de él.

...

—Casa Verita—

Las mucamas van de un lado a otro con baldes de agua fría y paños. Lizzie suspiró, cansada, sosteniendo un cuenco con agua fría y varios paños limpios. En silencio, Lizzie se dirigió hacia la habitación de Allendis ignorando todo el caos orquestado por las mucamas que ayudan en el cuidado del primer joven maestro de la casa Verita.

Lizzie, en la mañana, le informó a la duquesa que Allendis pescó un resfriado. Serbiana de Verita le pidió que cuidase de él ya que el resto del personal suele exagerar cuando se trata de la salud de un Verita —especialmente de Alexis— por lo que demasiada gente en su habitación cuidando de él puede abrumar a Allendis. Lizzie, a regañadientes, partió hacia donde se encuentran los cuencos y paños limpios, tomó algunos pañuelos y un cuenco, lo llenó de agua y se dirigió hacia la habitación de Allendis.

Lizzie, en el camino, encontró a un grupo considerable de personas corriendo de un lado a otro con varias cosas en sus manos. A juzgar por los murmullos de las mucamas, el primer joven maestro, Alexis de Verita, se encuentra en cama presa de una alta fiebre. Lizzie dejó a Alexis al cuidado de las demás y entró a la habitación de Allendis.

La princesa caballera y el sabueso de dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora