La Primera Lechuza

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La historia dice que en el pasado, cientos y cientos de años atrás, un gran caballero llegó a estas tierras y erigió un hogar. Una casa inmensa con un jardín precioso, e incontables flores; al terminarla invitó a todos los animales que habían viajado con él y que le habían servido en el pasado.

"Será nuestro hogar" les dijo y todos ellos aplaudieron y se regocijaron.

Una de estas criaturas era una lechuza tenebrosa, que amaba al caballero por encima de todo. Había luchado a su lado en incontables batallas, ululando alertas y vigilando las noches como una sombra callada. En varias ocasiones le había salvado la vida y nunca dudaba en lanzarse a defenderlo; en voz alta le había jurado lealtad, y en secreto le había entregado su corazón, pero como se sabía indigno de un ser tan grandioso como lo era el caballero no busco el favor de su señor, lo que hizo fue instalarse en el jardín para disfrutar de la paz en ese nuevo hogar.

El caballero era un hombre noble y extremadamente generoso, y sabía de los sacrificios y dolores que la lechuza tenebrosa había tenido que soportar, sabía de la devoción que le profesaba y sintiéndose culpable por ser incapaz de corresponder semejante afecto, le ofreció lo único que podía darle: Un lugar de honor en su hogar.

"Vivirás en mi casa y comerás en mi mesa, como un miembro más de mi familia. Tuya será también esta casa que me has ayudado a construir. Y como recompensa por tu lealtad y servicio te ofreceré un derecho único: Tendrás el poder para rechazar mi voluntad cuando veas que me alejo del camino correcto".

Esa fue la voluntad del caballero y todos los animales se regocijaron ante su benevolencia. Fue así, que la lechuza se instaló en un perchero junto a la puerta donde podía deleitarse con la brisa del jardín, el calor de la chimenea, y las risas en la casa pues el caballero había encontrado una dama y sus hijos crecían felices bajo el tibio sol de cada mañana.

Y durante un tiempo todo fue paz.

Una noche la casa entera despertó ante el ulular desesperado de la lechuza, a sus pies yacía una serpiente diminuta, y junto a ellos se encontraba el caballero inconsciente con las marcas de los dientes aún visibles en la mano. La alimaña se había colado en la casa durante el día, pues el caballero nunca se había preocupado por cerrar la puerta, y había esperado a la quietud de la noche para atacar.

Los habitantes de la casa trasladaron al caballero hasta la cama y durante días permaneció inconsciente mientras la lechuza permanecía quieta y muda junto a él. Al despertar, el caballero supo que moriría así que reunió a su cohorte para despedirse, y durante horas sus más leales sirvientes se alinearon junto a su lecho para alabar su benevolencia. La última fue la lechuza que lloraba en silencio de pena.

"Que no haya culpa, mi estimada lechuza, me has servido bien y mejor de lo que nunca habría merecido. Aquí y ahora repito la promesa que te he hecho. Esta será tu casa siempre que así te plazca y mientras llames a este tu hogar tendrás el poder para rechazar la voluntad de los míos cuando veas que se alejan del camino correcto."

Compendio de Cuentos [Hanami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora