Compendio de Cuentos [Hanami]

La Orden de las Lechuzas (I)

En las inmensas tierras que existen más allá del pantano los animales prosperan y crecen libres y a salvo, ofreciendo lealtad y regalos al dueño de la casa que se erige en el centro de todo. Este hogar ha tenido muchos amos, grandes y pequeños, generosos y ambiciosos, y todos ellos se han criado bajo la protección de las lechuzas tenebrosas, criaturas nocturnas que pululan los techos de la casa y protegen los cimientos en los que habitan.

Las lechuzas son criaturas autónomas que protegen al dueño y le han jurado lealtad, y muchas historias se han escrito con respecto a su orden. Historias de su origen, el código al que obedecen y los secretos que se transmiten entre sus miembros, historias que se cuentan en voces bajas a todos los animales que llegan de visita. El misterio y el honor que rodea a las lechuzas despierta adoración y envidia a la par, mucho se habla de sus habilidades de caza, de su lealtad eterna, y de sus ojos severos capaces de infundir miedo en las criaturas de corazones débiles, pero el mayor de sus tesoros es el regalo que recibieran del Dueño Original. Muchas ofertas se han hecho por ese regalo, desde bosques enteros hasta montañas de oro, y en cada ocasión las lechuzas lo han rechazado.

"¿Tan valioso es el regalo?" es la pregunta que los aprendices suelen hacer durante el primer día, y al oírla el resto se arremolina en torno a la lechuza más sabia que los mira con calma; así es como ellos aprenden, con historias y relatos que les permitan entender.

"Lo es" suele ser la respuesta que reciben. "El regalo nos fue dado para garantizar que el dueño siga el camino correcto. Gracias a él mantendremos la integridad de nuestro hogar"

"¿Y quién nos los ha dado?" solía ser la segunda pregunta, tras lo cual la lechuza más sabia contaba la historia de Padre, aquel que había renunciado a sus plumas para criar a sus hijos y que les había inculcado los principios que todos ellos seguían.

"Padre construyó un hogar para las incontables criaturas que habrían muerto en los caminos vacíos que bordean la casa, y su único deseo es preservar el hogar de la persona que más ha querido. Un deseo que nosotros, sus hijos, hemos de cumplir"

Y a fin de reafirmar su punto la lechuza sabia les explicaba con calma el poder del regalo y el precio a pagar. Para ello les contaba dos historias, El Sacrificio de las Cien Lechuzas Leales y el Castigo del Diezmo.

La primera va así:

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