F I V E

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Luego de unos cinco minutos, Park pudo reaccionar y soltó un chillido al cielo, golpeando su pie contra el suelo y entrando nuevamente a su hogar, cerrando la puerta.

Se encontraba enojado, avergonzado y confundido, una mezcla bastante mala en el pequeño cuerpo del Omega testarudo.

— ¡¿Por qué le dijiste eso a Jeon, mamá?! — Cegado un poco por la furia, se dirigió a la cocina en donde sus madres se encontraban hablando y cocinando juntas, observando ambos a su único hijo.

— ¿Que hiciste? — Le preguntó la Alfa con una de sus cejas alzadas a su esposa, la cual alzó sus hombros en inocencia y sonrió.

— ¡A Jiminnie le gusta el alfa que vino, amor! — Saltó emocionado hacia su esposa, aplaudiendo en el proceso y observando a su hijo, el cual, claramente, se encontraba avergonzado y con su rostro rojo.

— ¡El no me gusta, mamá! — Nuevamente, chilló con su dulce voz, cerrando sus manos en dos puños pequeñitos, rodando sus ojitos y mirando a su madre Alfa.

A este punto al omega se le iría la voz a menos de la mitad de la noche, no sabía ni cuántos chillidos había hecho en todo el día.

— Minnie, soy tu madre, conozco esa miradita perfectamente, además, no creas que no vi lo que sucedió en la puerta. — Le guiñó un ojo, alejándose de su esposa y tocando el hombro de su hijo. — Deberías alistarte, el chico guapo vendrá por ti.

Subió a su habitación, quedando solo con su madre Alfa, la cual le veía con su característica ceja alzada.

— ¿El chico guapo vendrá por ti? — Repitió las palabras de su esposa. — ¿Acaso alguien está conquistando el corazón de mi pequeño?

Sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento, así que se sentó en las sillas de la isla de la cocina y apoyó su frente sobre el mármol de la misma, suspirando.

— Tengo miedo, mamá... — Murmuró, frunciendo su ceño y jugando con los dedos de sus manos, la confusión carcomiéndole la cabeza.

Su madre, en señal de apoyo, se acercó a su pequeño hijo, acariciando su hombro y luego subiendo su mano a su hebras doradas.

Odiaba estar en aquella situación, se supone que el odiaba a Jeon Jeongguk, ¡no podía sentir absolutamente nada por el!

El odiaba lo cliché, y para su mala suerte, Jeongguk era un cliché... el único cliché que llegaría a amar.

— Minnie, no te abstengas a amar, te aseguro que es un sentimiento bastante bonito. — Fue lo único que dijo, yéndose de la cocina hacia su habitación, dejando a su hijo solo con un desastre de emociones dentro de su
pecho que intentaba averiguar.

[...]

Su mente estaba hecha un lío.

Taehyung se encontraba en la habitación con el, acostado en la cama con una mueca al observar a su rubio amigo caminar de un lado a otro, pensando en que podría ponerse para aquella noche.

— Minmin, no es para tanto, tú te ves bien con absolutamente todo. — Refunfuñó el pelirrojo, cerrando sus ojos, aunque abriéndolos a los segundos al recibir un mensaje de Hoseok, sonriendo ante este.

Jimin, en medio de su crisis existencial por culpa de Jeongguk, sacó de su armario unos pantalones de cuero que nunca había utilizado, sabía haría relucir sus atributos.

Y, realmente, esa era la principal razón por las que nunca ha utilizado aquella prenda, quería pasar desapercibido lo más que podía. Aunque, en el instituto normalmente utilizaba jeans parecidos, y lograba que no le miraran mucho, a pesar de ser un omega bastante codiciado en el lugar.

cliché ⌇ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora