N I N E

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Dos semanas habían pasado de aquel suceso y Jimin, con toda la sinceridad del mundo, no podía sentirse más en las nubes.

El alfa ahora pasaba a buscarlo, se comenzó a interesar en los libros que leía el rubio para así tener un tema de conversación con el, lo halagaba siempre que podía para observar sus mejillas rosadas, y hacía un sinfín de cosas más que aceleraban el corazón del pequeño omega.

Todo era un encanto con el alfa.

Pero no todo es perfecto.

Jimin amablemente, y con un poco de vergüenza, le pidió que dentro del instituto no tuvieran ese tipo de muestras de afecto que Jeongguk siempre le regalaba.

Pero, como el buen alfa de pecho peludo que es, no siguió, del todo, aquel pedido.

Un beso en la mejilla por aquí, otros en la frente por allá. A veces, cuando Jeon llegaba a su casa de sorpresa, le abrazaba bastante y eso a Jimin le gustaba mucho aunque le costara admitirlo.

Todo aquello era un nuevo mundo para el omega, puesto que, a pesar de que recibía constantemente afecto por parte de sus amigos, el no estaba acostumbrado a dar lo mismo, o recibirlo de forma más... amorosa, puesto que ya estaba familiarizado a los besos y abrazos de Taehyung.

Por eso, cada vez que el pelinegro le daba aquellos pequeños besos, no se contenía y escapaba de la situación con sus mejilla rojas e insultando por lo bajo a Jeon.

Era su única reacción.

A Jeon le encantaba eso.

Ahora mismo Jimin se encontraba en el auto de Jeongguk mientras el le platicaba algo sobre el equipo, el
omega le oía atentamente, asintiendo a cada cosa, aunque no entendía mucho, el deporte definitivamente no era su fuerte.

— ... Por eso debería practicar más de ese modo, para poder lograr la jugada con Lee. — Por un momento volteó y miró al rubio con su mirada perdida, haciéndole sonreír un poco. — ¿Me estás escuchando, Jiminnie? — Preguntó, entrando al estacionamiento del instituto y aparcando el auto.

— Lo siento, si te escuchaba, pero sabes que no entiendo mucho sobre ese tema. — Respondió avergonzado, bajando del auto mientras arreglaba sus lentes, los cuales siempre caían por el puente de su nariz.

Esperó al alfa, el cual rápidamente se posicionó a su lado, y observando a su alrededor, sin notar a nadie cerca, se inclinó para darle un pequeño, pero rápido, beso en la mejilla.

— Tranquilo, nene, te comprendo. — Susurró cerca de el, admirando su bonito rostro para comenzar a adentrarse a la institución.

Siendo seguido de un pequeñito y rojo Jimin, el cual fue el centro de burlas de Taehyung en todo lo que restaba de mañana.

Tiempo después, durante el descanso entre clases, se encontraban sentados en el
pasto de aquel gran patio que tenía el instituto, con algunos otros grupos de estudiantes regados en los alrededores.

Dos omegas se peleaban, haciendo que algunas personas que caminaban por allí les miraran con extrañes, algunos otros pasaban de largo restándole importancia.

Cosa de todos los días.

— ¡Eres muy molesto! — Exclamó con su característico mohín el pequeño rubio.

— ¡Y tú eres demasiado lindo, Jiminnie! — Exclamó de la misma manera, apretando sus mejillas como si fuera un niño pequeño.

— Tae, déjalo ya. — Intentó calmarlo Hoseok, el cual sólo mantenía una sonrisa divertida ante la situación.

cliché ⌇ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora