T E N

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Jeongguk y Jimin se mantenían abrazados en el sofá de la sala, con un tazón grande de palomitas en las piernas del mayor mientras veían una película por la pantalla plana, que no era nada interesante para el alfa.

— ¿Por qué vemos esto? — Preguntó con su ceño fruncido, dejando leves caricias en las piernas del omega por encima de la frazada que los cubría.

— Porque a mi me gusta y tú aceptaste, alfa tonto. — Le sacó la lengua de forma infantil y luego rió ante sus actos para devolver su mirada a la escena de la comedia romántica que se pasaba por la televisión.

— ¿Entonces te puedo ver a ti porque me gustas, omega tonto? — Volvió a preguntar, dejando un lado el tazón y abrazando más al omega, acercándolo a él hasta tenerlo encima suyo sobre sus piernas.

Jimin se sonrojó extremamente, ocultando su rostro en el cuello de su alfa a la par que reía de los nervios.

— ¿Por qué te pones así? Hace unos minutos estabas pidiéndome besos, cariño. — Susurró en su oído con una sonrisa burlona, le gustaba ver como su omega se ponía tímido.

— ¡Cállate! — Chilló avergonzado, golpeando sin mucha fuerza el pecho del mayor.

Pero como nada era perfecto, se oyó la puerta ser abierta y cerrada al segundo, oyendo un par de voces femeninas.

Las madres de Jimin.

Desde que inició el cortejo, se puede decir que la madre alfa de Jimin ha estado muy pendiente del chico alto que andaba con su "chiquito lindo", mandándole amenazas siempre que podía, con ganas de protegerlo. 

Así le llamaba ella.

Mientras que la omega estaba más que encantada con el.

Siempre le preguntaba al rubio por el chico, que si lo trataba bien o si ya se habían dado besitos, esas típicas preguntas de madres que ponían rojito al omega.

Siguiendo con la situación, ambas se adentraron a la sala encontrándose con la escena.

Jimin encima de Jeongguk, con sus piernas encajadas a cada lado de la cadera del alfa, el mayor con sus manos en su cintura y el omega con su rostro enterrado en su cuello.

Comprometedora situación, ¿No es así?

— ¿Que hacen? — Preguntó un tanto asombrada la omega.

— Ahora si lo mato... — Susurró la alfa, quitándose sus tacones y yendo directo hacia ellos, pero como siempre, su omega la detenía abrazando su brazo, mandado una pequeña sonrisa tranquilizadora a su esposa.

— ¡No es lo que creen! — Quiso explicar rápidamente Jimin, moviendo sus pequeñas manos con desesperación, mirando a sus madres y a su alfa a la vez.

Jimin pudo jurar ver que una gota de sudor caía sobre la frente de el alfa.

Pobre Jeon.

— Se-señoras Park... — Murmuró, carraspeando, nervioso, dejando a un lado a Jimin cuidadosamente para levantarse del sofá y hacer una reverencia bastante formal.

Ambas lo miraron con sorpresa, la sala se mantuvo en un extraño silencio.

En cuestión de segundo, aquel silencio incómodo fue roto.

Unas dulces carcajadas se escucharon entre las paredes, siendo seguidas por otras.

— Jeon, que lindo eres. — Unos brazos rodearon su espalda y el alfa se sintió más relajado, pero un sonrojo se mostró en su rostro, manteniendo su mirada baja. — Mamá, deja de asustarlo tanto, un día de estos le dará un infarto, ¡y no quiero quedarme sin alfa tan rápido!

cliché ⌇ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora