Nash - 7

12K 262 31
                                    


- No la toques - dije bruscamente quitando la mano del chico que intentó detener a Laia. Lo mire fulminante para que retrocediera, pero no movió ni un dedo.

La poca luz no ayudaba mucho a mi visión borrosa, por lo que no lograba ver bien las facciones de aquel sujeto. Pude distinguir su alta figura, que bastante familiar me resultaba, su pelo ondulado, y su ropa toda de un mismo color. Sin pensarlo demasiado tome a Laia de la muñeca y la arrastré fuera del Bar.
Respire ondo y me apoyé sobre el ventanal esperando que mis sentidos volvieran a si, así la podría llevar a Laia a casa sin ningún inconveniente.

- Hey... - balbuceó ella acercándose torpemente a mi - ¿no lo co-co...? - tartamudeo.

- ¿Co-co...? - repetí masajeándome la cíen cerrando los ojos por unos segundos. Ella siguió intentando reformular la pregunta varias veces hasta que la miré. Ahora ella se encontraba sentada en el piso con la cara en las manos - ¿Laia qué haces sentada...?

Abrí la puerta del departamento con ella en brazos, tambaleándome un poco, y la senté en el sofá. Inmediatamente agarre una botella de agua y se la hice tomar, sin antes tomar un sorbo.
Una vez que la vi agarrar la botella de mi mano, decidí ir y tomarme una ducha para despabilarme, dejándola sola a Laia en el living.
Respiré ondo saliendo de la ducha cuidadosamente para no resbalarme, ya que seguía bajo los efectos del alcohol. Agarré una toalla enrollándola en mi cadera, y otra más pequeña para secarme el cabello. Fui a mi habitación y sin prender la luz tome el primer pantalón dentro de mi cómoda desordenada, junto a un hoodie cualquiera y me los puse. Me recosté en mi cama bostezando sonoramente. Agarré mi celular que estaba en el bolsillo del pantalón arrugado a mi lado y en la pantalla inicial la hora marcaba la 1:27am.

- Solo unos minutos - dije tapándome el rostro haciendo desaparecer la poca luz que entraba por mi puerta.

Escuchando un golpe me desperté desconcertado, sin saber que había pasado o que hora era. Vi mi celular boca abajo en el piso y lo tome rápido. Ahora la hora marcaba las 3:34am. Había dormido más de lo que quería. Me paré en seco e inevitablemente volví a caer a la cama por el mareo instantáneo. Pestañeé un par de veces hasta volver a la normalidad y me encaminé al living. Ni bien puse un pie fuera de mi habitación vi los zapatos de Laia en el piso. Extrañado los agarré, sonreí y me encaminé a su cuarto. Recogiendo las distintas prendas, como sus medias o su cartera, entro a su mundo y la veo tumbada en su cama boca abajo con un remerón blanco puesto con sus blancas piernas al descubierto.

- Laia... - susurré. Definitivamente estaba en el 5to sueño a ese punto. Deje toda la ropa en su silla de escritorio y me acerqué a ella.

Arrodillado en el suelo frente a su rostro la mire detenidamente. Esta respiraba tan ondo que sus inhalaciones y exhalaciones se podían escuchar en el silencio de la habitación. Con delicadeza corrí varios mechones de su pelo claro que tapaban parte de su cara y me concentré en la expresión de ella, relajada y tranquila. Sobre mis brazos cruzados, encima del colchón, apoyé mi mentón y luego todo un lado de la cara acomodándome para verle mejor.
En particular aquella noche ella se veía diferente ante mis ojos. Estaba más reluciente... más hermosa. Sus facciones me hacían querer mirarlas más. Los pequeños detalles de su delicado rostro. Sus largas pestañas, su refinada nariz, su labios... Sus labios, levemente en puchero, me hacían respirar más rápido. Los miré fijamente por unos segundos y mordí levemente mi labio inferior.
Repentinamente de forma tosca ella se movió quedando boca arriba. Yo un poco sorprendido por mis pensamientos me alejé.
Decidí ayudarla a quedar bajo las sábanas. Acomodándose debajo de la tela, Laia abrió despacio los ojos para mirarme.

- ¿Está todo bien? - pregunté en voz baja. Y ella respondió asintiendo con la cabeza y murmurando. Preparado para irme Laia me llamó.

- Nash, ¿puedes dormir aquí? - confundido le pedí qué repitiera lo que había dicho.

Hey, Sis [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora