Laia - 4

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- Laia - Presente (2019)

Una oportunidad única. No se me ocurría nada de lo que podría hacerle hacer a mi hermano. Pero sabía que me divertiría mucho obligándolo a hacer lo que yo quisiera por un día entero.
Pasaban los días y seguía en blanco. Por lo que decidí dejarlo a un lado y pensar en ello más adelante.

Después de haber tenido a los amigos de Nash en el departamento la noche anterior, estuve limpiando de acá para allá todo el desorden que habían causado aquellos gigantes y torpes seres.
Me acerqué a la puerta de la habitación de Nash y golpee fuerte para que el vago al otro lado de esta se despertara de una vez, ya que eran las 12 del mediodía.

- ¡Nash, despierta de una vez! - grite harta de seguirle tocando la puerta para levantarlo, ya era como la 5ta vez que lo hacía - ¿Me estás escuchando Nash? - sin respuesta alguna, me fui a llevar la inmensa bolsa de basura al contenedor fuera del edificio.

Con la bolsa agarrada con las dos manos, casi arrastrándola por el suelo, me subí al ascensor encaminándome a la planta baja del edificio. Mientras esperaba que el ascensor bajara, me apoyé contra la pared un poco exhausta de limpiar toda la mañana, agarré la gomita de pelo que tenía en la muñeca y me hice un rodete en la cabeza despejando mi cuello del pelo que me molestaba desde hacía un rato. Una vez en la calle respiré ondo, inhalando el aire contaminado pero familiar de la ciudad, y mire hacia el cielo viendo el color gris azulado que este llevaba, dejando ver que por fin comenzaría una semana con un clima más despejado.
Una vez dejada la bolsa en el contenedor, noté que me había llegado un mensaje. Del bolsillo del canguro que vestía saque mi celular y en la pantalla la notificación que me acababa de llegar me hizo abrir los ojos cual platos y correr hacia el interior del edificio. Un poco apurada apreté varias veces el botón del ascensor intentando apurar a las puertas de este para que se abrieran más rápido, lo cual era imposible. Ya en mi departamento me dirigí hacia la puerta de Nash para golpear nuevamente.

- ¡Nash, Nash! - al punto de tirar abajo la puerta, cabe aclarar que estaba trabada, grite - ¡Nash viene mamá en dos horas, así que será mejor que te prepares! - Nash al mencionar a mi madre abrió la puerta a los segundos y me miró sorprendido.

- ¿Qué? - preguntó un poco aturdido asomándose desde su cueva oscura, dejando ver su torso desnudo. Aquella imagen hizo inevitable que me fije en su cuerpo y me desconcentrara de la conversación. Su torso pálido, por la falta de exposición al sol, tenía algunas marcas de las sábanas de la cama. Y su cabello castaño despeinado y su expresión de adormilado me daban ternura a cierto punto.

Respiré ondo y repetí lentamente:
- Me acaba de mandar un mensaje mi mamá, dijo que vendrá en unas 2 horas a ver cómo anda todo ... - le sonreí como toque final - ... ¡así que vete a bañar y sacarte ese olor a alcohol! - me miró sorprendido y sin tener que arrastrarlo, él mismo se metió dentro del baño.

Hacía ya varios meses que no veíamos a nuestros padres. A Nash, más que nada, no le gustaba que ninguno de ellos viniera a visitar, y menos sin avisar antes. Tenia una relación bastante difícil tanto con su padre, y con mi madre. Como la historia es un tanto larga, solo diré que ellos pensaban que era mala influencia para mi y nuestros hermanos menores. Y por ello él se quiso venir a Nueva York cuanto antes, una vez graduando de la secundaria. Por lo tanto yo cuando me gradué me mudé con él, ya que quería venir a Nueva York a estudiar danza y artes escénicas. No llevábamos mucho tiempo viviendo juntos, podría decirse que hacia unos 3 meses que vivía junto a Nash, y seguía sin acostumbrarme a algunas cosas.

Yo quieta pensando que me faltaba arreglar me di cuenta que tenia toda mi habitación desordenada con varios de mis vestidos de fiesta en el piso, junto a mi ropa de ejercicio hecha un bollo en la esquina junto al vestidor. Me adentré a mi cuarto y comencé estirando las sábanas de mi cama, luego seguí guardando mi ropa en su lugar y poniendo en un cesto toda la ropa sucia, para luego llevarla más tarde a lavar a la lavandería.
Cuando terminé de ordenar mi espacio, me di cuenta que Nash seguía dentro del baño haciendo lo suyo, por lo que me asomé por la puerta de su habitación. Sin pensarlo dos veces entré, abrí las persianas y la luz que entró por la ventana dejó ver el caos del cuarto de Nash. No sabia por dónde empezar. Si no lo ayudaba a ordenar, con lo que Nash estaba tardando en el baño, él nunca iba a terminar. Nuevamente comencé estirando la cama, capa por capa, dejando ver mi TOC de que debía estar perfecto. Luego me agaché apilando toda la ropa que estaba en el piso junto a la cama, para ponerla en el cesto con mi ropa para lavar. Cuando estaba caminando hacia la puerta, sin poder ver bien el camino por la pila de ropa, me choque contra algo. Un par de prendas se cayeron al piso, dejándome ver a Nash con su pelo castaño mojado, que de él caían algunas gotas a sus anchos hombros descubiertos. Lo mire a los ojos y él a los míos.

- ¿Por qué estas dentro de mi habitación Laia? - su voz ronca de recién levantado me hizo mirar sus labios - ¿Estás limpiando? ¿Por qué? No hace falta que ordenes mi habitación - yo simplemente asentí, notando que estaba apoyado contra el marco de la puerta.

- Cuando venga mi madre de seguro querrá ver nuestras habitaciones... y no quiero que se ponga histérica de que no mantienes tu cuarto ordenado, y bla bla... sabes cómo es ella - dije agachandome para recoger las remeras que se me cayeron. Cuando levanté la mirada esperando su respuesta, vi la toalla alrededor de su cadera dejando al descubierto su trabajado torso. Un bulto que sobresalía de la toalla hizo captar mi atención. Inmediatamente, al darme cuenta lo que había llamado mi atención, desvié los ojos para terminar de agarrar rápido las remeras y salír por la puerta.

Un poco pensante me quedé quieta en frente del cesto con la ropa en mano. Pase la lengua mojando mi labio inferior y después lo mordí levemente.

- ¿Por qué estás así? - me pregunté a mi misma susurrando, sintiendo que mi corazón se aceleraba al recordar la imagen de Nash semi desnudo frente a mi - Deja de pensar en eso... - me di unas palmadas en mis cachetes de la cara -... es tu hermano... hermanastro - me corregí.

-¿Estas bien? - Nash apareció vestido dejándose caer en el sillón. Me giré a verlo y asintiendo me fui a cambiar de ropa para recibir a mi madre.

Después de unos minutos sonó el timbre y me acerqué a la puerta para ver cómo del otro lado del marco una mujer castaña clara, no mucho más alta que yo, clavó sus ojos claros en mi. Su sonrisa se ensanchó y se acercó a abrazarme.

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Holisss ☺️ quería decirles que juro que se vendrá la acción dentro de poco 👀 !!! Quise contar un poco de la historia de Nash y Laia ahora así no debo esparcirla a lo largo de los capítulos...Voy a hacer mi mayor esfuerzo para que la historia sea interesante 😉
Pd: perdón que tarde tanto en actualizar, con todo esto de la cuarentena, etc, mi creatividad quedó por el piso, por lo que no se me ocurría absolutamente nada. Voy a ver de actualizar el próximo cap lo antes posible!!
Sweet-Chim

Hey, Sis [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora