1🌠 Declaración de Guerra

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¿Alguna vez se preguntaron qué les deparaba el futuro? Al menos hasta los dieciocho años, nunca pensé que me pasaría algo así

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¿Alguna vez se preguntaron qué les deparaba el futuro? Al menos hasta los dieciocho años, nunca pensé que me pasaría algo así...

Hola, me llamo Ana Gabriela, pero pueden llamarme Gabi, lo otro suena muy formal. Hace un tiempo postulé a la Facultad de nutrición de la Universidad Shinwa para ayudar a expandir el negocio de comidas de mi madre, aunque... muy al margen de eso, siempre fue mi sueño poder ingresar allí. La Facultad siempre me había parecido algo crucial, una parte esencial de lo que mide la valía de una persona y determina su futuro. Vivimos en un mundo en el que la gente te pregunta a qué Universidad fuiste antes que tu apellido. Desde muy pequeña me inculcaron que debía prepararme para mis estudios. Se había convertido en una obsesión que requería una enorme cantidad de preparación. En unos momentos llegará el correo para saber si me admitieron. Mi mejor amiga SunHee está acompañándome, siempre está presente en momentos cardíacos e importantes como éste.

—¿Me habrán aceptado? —me muerdo las uñas y en mi mente rezo para que la ansiedad vaya disminuyendo.

—No lo sé —responde cortante mientras sigue buscando una película en la televisión.

—Gracias por los ánimos, menos mal estás aquí apoyándome —digo con sarcasmo y me tumbo en la cama.

—Me haz hecho esa pregunta un millón de veces desde que llegué, Ana.

—No me llames así, sabes que no me gusta.

—Me pones demasiado ansiosa, ni siquiera me dejaste ver tranquila la película —me tira un almohadazo.

—Igual fue muy mala, pero ya que acabó... revisa si ya enviaron algo ¿si? —me levanto de la cama y junto ambas manos dramáticamente.

—Está bien, está bien, actualizaré tu correo.

Se me hizo un nudo en el estómago mientras veía a SunHee revisar la pantalla de mi computadora y mis manos temblaban de los nervios de nuevo —¿Y bien? — pregunto impaciente.

—Espera, no carga.

—¿Cómo qué no? Inténtalo de nuevo —okay, empiezo a ponerme histérica.

—Eso hago, cálmate pareces una loca.

—Siento que me hago pipí —me cubro el rostro con ambas manos.

—Oh my God —abre los ojos como platos y luego voltea a verme fijo.

—¿¡Qué!? ¡¿Qué?! ¿Por qué me miras así? Luego dices que yo soy la loca —alzo la voz agitándola de los hombros para que reaccione.

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