Una chica de clase media baja, va a una Universidad privada, exclusiva para gente rica. Además de ser mirada con desprecio por sus compañeros millonarios, ella ha hecho enfurecer al líder de un grupo conocido como los F7, quienes son los herederos d...
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—Tae... supongo que es normal ofenderse cuando ves a alguien demasiado sensible.
Mi amigo agacha la cabeza un instante —Supongo que es incómodo estar en esa situación. Normalmente solo nos reiríamos sin darle importancia. Pero a ti te importa... —me mira muy preocupado —porque es Jungkook, ¿verdad?
Miro hacia todos lados, evitando mirarlo a la cara. Realmente me siento ridicula al ocultarle tantas cosas a Tae, recuerdo que prometí contar con él si algo llegaba a suceder, pero ni siquiera me atreví a contarle lo que pasó con Jeon YangMi la última vez. La verdad es que odiaría cargarlo con mis problemas y hacer que se preocupe, él ya ha hecho bastante por mí —¿Quién dijo que me importa? —miento —Además, me alegra que les vaya bien a ambos.
—Si no puedes contenerte, está bien llorar. No tienes que obligarte a ser fuerte.
—Yo... —miro los ojos de Tae y sé que no puedo seguir haciéndome la fuerte, no con él —¿Puedo apoyarme en tu espalda un rato?
Mi amigo se voltea, camino hacia él lentamente y luego apoyo mi cabeza contra su espalda. Pienso en cada cosa que ha pasado y me pregunto, si Jungkook ya se habrá olvidado totalmente de mí. Aunque la respuesta es clara, mi corazón se niega a aceptarlo. Se suponía que con el tiempo, dejaría de importarme y lo olvidaría. No fue así. Sé que no puedo seguir engañandome, aún lo quiero e inconscientemente aún espero volver a nuestros días de escandalosas peleas. Es una lástima, que a estas alturas, cuando ya lo he perdido para siempre, me de cuenta de que lo que siento por él es real; y me odio a mí misma por no haber tenido el coraje de decirle lo mucho que lo quiero, me odio por no haber valorado nuestro tiempo juntos. Nada cambiará, aunque le de vueltas al asunto.
Tae se gira sobre sus talones, coge mis hombros y luego me abraza. Dejo escapar el aire que no sabía que me estaba conteniendo y algunas lágrimas empiezan a brotar.
…
—Papá, mamá, ya llegué —grito ni bien entro a casa.
—Hola Gabi —me saluda mi padre, mientras sale de su habitación con un par de maletas. Seguidamente, sale también mi madre y ambos tienen las caras largas.
—¿Qué sucede? —dejo mis llaves sobre la mesa y me acerco a ellos.
—El jefe de tu papá se escapó con los fondos de la empresa —mi mamá se sumerge en llanto y quedo anonadada.
—Lo siento, querida. Te decepcioné una vez más —la voz de mi padre se quiebra al final, camina hacia mi madre y la abraza muy fuerte.
—¿Cómo sucedio esto? ¿Qué haremos ahora? —trato de mantener la calma.
—Tu papá y yo iremos al pueblo pesquero —solloza mi madre —Será solo hasta establecernos económicamente.
—Quieren decir... ¿que me quedaré aquí sola? —entro en pánico, siento que me falta el aire y mis ojos se llenan de lágrimas —¡No, empacaré e iré con ustedes! —exclamo.
