Capítulo 2

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Nada más entrar en la arena no veo nada más que la luz cegadora del Sol, hasta que los ojos se me acostumbran. Y entonces veo a distinta gente del Capitolio, Caesar Flickerman, el presentador de las entrevistas, es al primero que reconozco. Ya no tiene el pelo lila como la última vez que le vi, ahora lo tiene descolorido, tirando a un lila blanquecino. Después veo a Claudius Templesmith, el presentador de los Juegos. También hay ingenieros que construyeron antiguas arenas y agentes de la paz importantes, como,Romulus Thread.

La cuenta atrás del reloj continua. Ellos no se han molestado ni en hacer una Cornucopia en condiciones, nada más han puesto algunas mochilas en el medio del círculo. Así que en cuanto suene el gong tendré que empezar a correr muchísimo si quiero alcanzar alguna, va a ser difícil, si he contado bien, hay solo 12. De pronto una pregunta me llena la cabeza ¿Yo quiero sobrevivir a esto? ¿Si ganase, que pasaría conmigo? Estoy seguro que se encargarían de hacerme sufrir encerrado en algún sitio hasta que llegase el día de mi muerte. No puedo pensar con claridad ahora. Me olvido de eso para mirar el reloj, 8 segundos. Me preparo para salir corriendo. Y entonces, suena. Empiezo mi carrera, algunos de los jovenes ya estan cerca de las mochilas, empiezo a creer que Katniss lo ha hecho a posta sabiendo que no tengo nada de resistencia por mi edad.

Antes de darme cuenta unos brazos me cogen.

-¡Date prisa!

Es Caesar, le sigue Claudius y un chico joven que no reconozco, nos espera mirando a todos lados por si acaso. Corremos hacia el bosque al notar que las mochilas han desaparecido, aunque el desconocido lleva una en la mano. A mi lado cae un cuerpo, sin vida. Aceleramos aún más y nos perdemos dentro del bosque.

-¿Algún plan?.-Habla Caesar después de asegurarnos que estamos solos.

-Matar a toda esa gente.

-¿Con que arma?

Antes de poder responder suenan 9 cañones, si Katniss y los demás han seguido las normas, solo quedamos 15.

-Antes que nada, miremos que hay en la mochila, luego ya pensamos.-Propongo después de eso.

-De acuerdo, Jordan, saca las cosas.

Jordan, al parecer ese es el nombre del chico, sacó de la mochila un cuchillo. Una cantimplora, vacía, como no. Y una cuerda. Se nota que quieren acabar con esto pronto.

-Bien, el arma.-Dice Jordan alzando el cuchillo.- Ya podemos ir a por ellos.

-Si quieres suicidarte vas y lo haces tu solo, uno menos. No podemos ir sin más, hay que planear las cosas, aquí hay agentes de la paz, soldados.-Opina Claudius.

-Mira, yo solo sé que estamos aquí por su culpa.-Me señala.-Y que quiero acabar con esto y volver a mi casa ya. Me han tenido encerrado desde aquello del Capitolio y estoy harto. Tenemos esto.-Alza de nuevo el cuchillo.- Busquemos a alguien que no se haya aliado con nadie y yo mismo lo apuñalo si os da miedo.

-Que claro lo tienes todo Jordan. Y ahora una pregunta, ¿por mi culpa? No sé quien eras en todo esto, pero nadie es obligado a trabajar en todo el tema del Capitolio, usted se metió solito ahí.- Digo acercándome a él.

-Parad.- Interviene Caesar.-Lo haremos al atardecer. Encendemos una hoguera, nos escondemos muy bien, esperamos a que alguien venga, y como seguirá habiendo un poco de luz, matamos a quien venga. Pero solo si son menos de cuatro. De ninguna manera pueden superarnos el número o sino estamos muertos.

-Bien.- Decimos Jordan y yo al unísono.

Empieza la batalla.

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Los Juegos del Hambre: El después con Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora