Capítulo 3

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-Esto no enciende ¿Alguien me ayuda con esta maldita hoguera?- Pregunta Jordan

-No sé encender una-

-Ni yo.- Caesar tu has dado la idea- Dice Claudius mirándole.

-Creía que alguno de vosotros sabría... Cambio de planes, esperemos a mañana y busquemos a la víctima más cercana.

-Más te vale que eso funcione-

Suenan 2 cañones más, bien.

-¿Lo habéis oído?- Susurra Jordan.

-Sí, son los cañonazos de la muerte.

-Eso no, alguien se acerca.- Susurra alertado.

Todos nos agachamos y nos escondemos detrás de unas plantas altas. Veo a tres hombres y dos mujeres. Si nos ven estamos muertos, tienen un arco y una espada.

Un cuchillo pasa por alado de mi cabeza en su dirección, me giro preguntando con la mirada a Jordan porque ha hecho eso. Cañonazo. Al girarme de nuevo el que tenía la espada esta en el suelo. Sus aliados se giran y lo ven muerto en el suelo con el cuchillo en su nuca, la chica que lleva el arco apunta con éste a todos los lados, pero no nos ve.

Jordan se va acercando a ellos, siguen sin verlo así que corre a coger la espada, pensaba que ahora volvería pero en cambio se levanta y le clava la espada a la chica del arco, y ésta cae al suelo. Cañonazo. Uno de los hombres corre hacia Jordan y le clava un cuchillo en el corazón, y de nuevo, cañonazo.

-Salgamos de aquí, si tenía aliados ya les mataremos.- Dice uno de ellos, cogiendo la espada y el arco y saliendo corriendo.

Cuando se han alejado lo suficiente cogemos el cuchillo y salimos corriendo hacia la otra dirección.

-¿Porque ha hecho eso? ¡Podía perfectamente coger la espada y irse sin ser visto!- Grita Claudius.

-Pero no grites-

-¿Quienes eran ellos?- Pregunto.

-Agentes de la Paz, del 2 y del 4, me parece.

Seguimos caminando durante un rato hasta que vemos un sitio para descansar.

-Bien, durmamos por turnos, como hacían los tributos, mañana vayamos a buscar agua y algo de comida. ¿Quien empieza?- Dice Caesar.

Nadie responde.

-Yo no voy a empezar-

-Soy el Presidente, no puedo hacerlo yo.

-Ya no eres más que un secuestrado al que quieren matar.

-Como queráis, yo voy a dormir, de todas maneras no creo que podamos en este suelo tan duro, así que no importa quien se quede.- Responde Caesar para pararnos los pies a Claudius y ami.

Me dispongo a dormir. Cuento cuantos quedamos, solo 10, que rápido, si solo es el primer día, pero ninguno ha entrenado, eso quita mucho. Me viene de nuevo a la mente el pensamiento de esta mañana, de que si quiero sobrevivir, quizá si que este mejor muerto...

Los Juegos del Hambre: El después con Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora