"Muchas gracias, señor", sonrió ampliamente al hombre que estaba dejando un pequeño billete en su vaso de plástico. El desconocido se encogió de hombros y sonrió, para luego seguir caminando hasta perderse por la esquina.
Louis suspiró y cerró los ojos, dejando a su mente vagar. Tenía demasiada hambre y la última vez que había entrado a un lugar para comer, lo habían sacado casi a patadas, delante de todas las miradas de las personas. Entendía al hombre, enserio, porque no era su culpa. Su deber era tener mantener a las personas allí dentro, y no podía hacerlo si tenía un estorbo con mal olor llamado Louis. Porque eso era. Sólo un estorbo. Y se sentía patético.
También sabía que esas flores que él entregaba a las personas eran inútiles. Porque, vamos. La gente le sonríe sólo por cortesía. Porque ven a ese muchacho solo y pobre y les invade esa culpa y pena, así que aceptan las flores y sonríen falsamente. Porque no podían decirle a la cara que una insignificante flor no les haría la vida más fácil y vivirían con una sonrisa plasmada en el rostro por siempre. Pero a Louis le gustaba pensar que sí, que era por eso.
Que era por él.
Suspiró y se reincorporó en el lugar, sonriéndole a las personas. Una mujer se le acercó, dejando unas monedas dentro del vaso.
"Gracias, señora. Tenga buen día", ella sonrió y siguió resonando sus tacones por la calle.
Escondió dentro del abrigo su mano fría que estaba descubierta por tomar el vaso.
"¿Así que hoy eres un pobre normal y pides limosnas en vez de entregar flores?", escuchó la voz ronca y gruesa de un chico y levantó la cabeza. Delante suyo estaba el hombre con crespos rulosos de la otra vez, quién lo miraba con una ceja alzada. Escondía su mandíbula en la gruesa bufanda que Louis se moría por tener, mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su abrigo.
La actitud del hombre era poco agradable, haciendo que Louis apriete su mandíbula para no gritarle en ese instante que se largue.
"¿Necesitas algo?", dijo Louis, suspirando cansadamente. No tenía la actitud ni la energía para pelearse con ese hombre a esa hora.
El ojiverde dudó, pero desvió la mirada y sacó un bulto cubierto por servilletas todas desordenadas de su pantalón. Estiró el brazo y dejó el objeto envuelto frente a Louis, haciendo que éste se sobresaltara hacia atrás, casi golpeándose contra la pared. Examinó, curioso, el bulto que sobresalía de la mano del rizado [re malpensé ésta parte, ahr] y lo olisqueó sin querer, cuando sintió un olor dulce y a masa. El chico se hartó de esperar y movió muchas veces la mano para que Louis tome el objeto. Él lo hizo, y sacó una por una las servilletas, no estando seguro de lo que estaba delante de sus ojos era real o no.
"¿Una factura de grasa?", miró hacia arriba y sus ojos brillaron. Su estómago respondió al instante, gruñendo dentro de él. El chico de ojos verdes se ruborizó, dejando toda esa faceta de gruñón y rudo de lado. Louis no podía creer lo que veía.
"Sí... ehm, soy amigo de la chica que te atendió la otra vez y- ehm...Dios, esto es tan difícil, yo-mmh, sí", sus mejillas estaban teñidas de un color rojo carmín, y Louis no pudo evitar reír por ello. El chico mordió su labio inferior y bufó. "Bueno, al diablo. Le pregunté qué fue lo que ordenaste la otra vez y ella me lo dijo, te lo traje y tienes que comerlo porque realmente te ves muy flaco, ¿contento?", desvió la mirada mientras jugaba con una taza que contenía algo dentro.
Louis asintió sonriendo, y dejando que una lágrima silenciosa recorriera su mejilla izquierda. En su vida, nunca alguien le había hecho un gesto tan dulce. Las personas le daban plata y monedas, también sonrisas, pero nunca se preocuparon por él al punto de ver cuándo comía y cuando no.
Sus mejillas se ruborizaron, y bajó la vista, no dejando que el chico mirara su cara vergonzosa. Soltó un corto y simple "Gracias, de verdad" que Harry alcanzó a oír.
"O sí, casi se me olvida", le entregó el vaso de plástico color marrón que llevaba en sus manos a Louis, quién de inmediato sintió el calor que emanaba el objeto al tocarlo. Le sacó la tapa y el vapor de la bebida caliente penetró por su nariz, haciendo que suspire de alegría. El chocolate caliente estaba por el medio del vaso, reflejando la cara de felicidad de Louis en el líquido, como si fuera un espejo. "Sí ehm... eso era mío- no, no, quédatelo, es tuyo", dijo cuando Louis quiso devolverle el vaso. "La cafetería estaba por cerrar y sabía que no me iban a hacer otro chocolate, así que decidí darte el mío", se rascó la nuca, notablemente nervioso. "Sé que debe ser descortés darte mis sobras, pero era lo único que-"
"Gracias", susurró.
"¿Disculpa? No te logré escu-"
"Muchas, muchas gracias", levantó la cabeza, dejando a Harry ver sus ojos cristalizados. Éste sonrió, enternecido por lo dulce que era el castaño, pero luego sacudió la cabeza, liberándose de sus pensamientos.
"Yo...sí-emh, de nada", apretó los dientes, dejando a sus ojos degustar la hermosa cara del joven al frente suyo. No podía ver realmente mucho, ya que la oscuridad invadía casi por completo la calle sino fuera por las luces de los autos pasar a gran velocidad y el faro arriba suyo, también. La cara del chico estaba sucia, pero esos dos ojos grandes y azules se notaban realmente bien, haciendo poner a Harry nervioso. Desvió la mirada y tragó saliva. "Ehm...me tengo que ir, pero...suerte..."
"Louis", dijo, riendo después por la mirada confundida que el hombre le lanzó. "Ehm...m-mi nombre", concluyó.
"Louis", degustó su nombre, gastándolo en su mente. "Harry", dijo y rió igual cuando vio la mirada también confundida del chico. "Mi nombre."
Louis asintió, bajando la vista.
"Bien, nos veremos por ahí", el chico de rizos se despidió, saludando con su mano mientras daba los pasos que lo llevaban a su casa. Desapareció por la esquina y Louis mordisqueó la factura, un poco fría pero realmente rica.
Se mordió el labio pensando todas las cosas malas que había pensado de ese chico, cuando éste le había rechazado la flor de una manera horrible. Y descartó todos esos pensamientos.
Pero igualmente, pudo ver las grandes ojeras que transportaba bajo sus ojos, y esa sonrisa cansada que llevaba. Louis no pasó por alto tampoco esos ojos rojos como si hubiera estado mucho tiempo en la computadora, pero eran de otra cosa. Estaba cansado, lo sabía.
Porque él lo estaba igual.
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si alguna quiere dedicación, pídala ◁◁◁
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flowers boy ❀ larry au
Fanfiction❝He estado teniendo muchos malos días últimamente❞ ❝Si no quieres un día malo, cámbialo y sonríe❞ o dónde louis no tiene ni un centavo para poder alimentarse, pero aún así muestra sus mejores sonrisas y regala flores a personas cansadas y con grande...