»evan peters

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"¡No puedo creer que hayas conocido a Evan Peters en persona! ¿te has sacado una foto o algo? ¡Dios mío!" Louis sonrió, comiendo el último pedazo de factura que posaba en sus manos.

"¡Claro que si! Él fue tan dulce y amable. Contaba chistes y sonreía como un ángel. Tuve la suerte de ser uno de los primeros en la fila, así que estuve un poco más de tiempo que otros," Harry dijo, arrugando la nariz cuando el viento azotaba su cara.

"La envidia que te tengo ahora mismo, Harry Styles," tomó un poco más de café y se levantó para tirarlo, sonriendole a las personas que pasaban por al lado suyo.

Harry rió, acomodando su cabello hacia atrás.

Vio como la silueta de Louis temblaba por el frío y no pudo evitar sentir un temblequeo en su corazón. Él sabía que Louis tenía que pasar cada noche helada (y a veces, cubierta de nieve) en la calle, soportando los golpes y los insultos de las personas que pasaban rápidamente y con un humor de perros. No podía imaginar cómo la pasaba. Él mismo no soportaría nada de eso ni un día al menos. Pero Louis siempre tenía esa sonrisa intacta, junto con ese gran corazón que nadie más que Harry podía ver.

Pero Harry sabía que Louis estaba triste. Sabía que éste se escondía detrás de una sonrisa falsa que Harry notaba. Sabía que Louis estaba solo, y que tranquilamente falsedad podía ser su segundo nombre. Porque Louis regalaba flores y hacía sonreír a las personas, pero, ¿qué pasaba con su propio bienestar? ¿por qué el chico de ojos azules trataba de arreglar las sonrisas de otras personas si nisiquiera la suya podía reparar? No sabía cómo hacer.

Pero Harry podía ver las sonrisas genuinas de Louis cuando estaba con él.

Aunque fuera sólo un momento. Le encantaba sentir a su corazón bombear rápidamente cuando el brillo en los ojos de Louis empezaba a aparecer con una mala broma de parte de él. Porque Harry era pésimo cuando se trataba de hacer chistes. Hasta él mismo lo sabía. Pero su pecho se llena de orgullo cuando escucha la melodiosa risa del castaño, y no puede contener su sonrisa mientras pasa eso.

Pero cuando Harry se va... Eso es otra historia muy diferente.

Las pequeñas arrugas en los ojos de Louis desaparecen, dejando ver sus ojos llenos de tristeza. Sus comisuras bajan lentamente, dejando ver una mueca llena de soledad. Y ahí es cuando el nudo llega a la garganta de Harry, porque nunca le gustaba ver a las personas tristes. Pero con Louis se le partía el corazón. Quería abrazarlo y sostenerlo cerca, sin soltarlo nunca. Y eso él no lo entendía. Se sentía extraño, y a él no le gustaba sentirse así.

Así que se alejaba, porque la confusión llegaba a él.

No se mantenía cerca de Louis, porque su corazón comenzaba a bombear muy rápido. Y se suponía que era un "conocido" (porque no lo consideraba tanto su amigo) con el que le gustaba charlar y pasar el rato. 

Él tenía millones de amigos en su escuela, y las chicas siempre pedían las tardes de los días de semana para estar con él luego del horario escolar. Y a veces iba con ellas, disfrutando sentir los pequeños y grandes senos de ellas chocar contra sus bíceps, porque eran demasiado fáciles. Tenían más o menos un pase gratis pegado en sus tetas que decía "acércate", y Harry no podía rechazarlos. Casi siempre terminaba despertando de noche, con millones de llamadas de su madre a punto de matarlo, y tirado en una cama desconocida, con una chica desconocida, tratando de adivinar el nombre de ésta.

Pero siempre se guardaba dos o tres días de la semana para ir con Louis. La alacéna de su casa debía estar prácticamente vacía, porque siempre llevaba algún paquete de comida para el chico. Charlaban y reían, a veces entregando flores y otras descansando. Una vez Harry había, literalmente, arrastrado a Louis hasta un restaurante, diciendole que iba a estar todo bien y que nadie los iba a echar. Louis parecía demasiado inseguro al respecto, y Harry le acarició la mejilla para que se calmara. Pudieron sentir las miradas de rechazo penetrando en la espalda de Louis, haciendo que éste se achicara más en el asiento. Pero no les importaban. Al final, Harry le había prestado su saco largo y negro, para cubrir sus vestimentas. No es que a Harry le importara, pero Louis le había casi rogado por ello. Y cuando terminaron hablando y con el estómago doliéndoles a causa de las risas que tuvieron, Harry se dio cuenta que lo disfrutaba.

Incluso mucho más que las sesiones de sexo que tenía casi todos los días. Porque nada se comparaba a los latidos de su corazón cuando estaba con Louis, que cuando está con otras chicas.

Eran totalmente diferentes, y eso a él, le gustaba demasiado.

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amo a evan, dejenme 

flowers boy ❀ larry au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora