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El retrato con marco de plata de la familia Conrad siempre le causaba nostalgia. La fotografía en blanco y negro mostraba, a los entonces, tres integrantes de la misma. Peter sonreía abiertamente mientras abrazaba a su esposa, Lucy. Ambos estaban deslumbrados con Mary, la bebé recién nacida que cargaba Lucy con delicadeza. 

—Peter, no puedo creer que ya no estés aquí —susurró limpiando algunas lágrimas. Guardó el recuerdo en el cajón del buró y movió la cabeza a ambos lados para despejar su mente. 

El reloj de su despertador marcaba las nueve de la mañana. La luz del sol estaba iluminando casi la totalidad de su dormitorio. Las sábanas blancas se veían amarillas con las luz y su colcha azul parecía haber pasado a ser verde. 

Se alisó la falda de su uniforme de trabajo. Al mirarse al espejo que estaba al lado de su ventana hizo una mueca. El rosa no era su color favorito, pero era obligatorio usar ese traje. Todas las empleadas lo hacían. 

Cloe trabajaba en una boutique muy exclusiva en Nueva York. No era el sueño de su vida, aunque no estaba convencida de contar con uno. Tenía un objetivo mucho más importante: no llamar la atención. 

Después de los extraños sucesos en Nueva York, había escuchado que personas con habilidades excepcionales habían sido reclutadas por una organización llamada SHIELD. Cloe no tenia planes de pertenecer a ningún grupo de seres raros. Los años la habían hecho muy desconfiada. No quería que la privaran de su libertad. 

A las diez y media ya estaba lista para iniciar otra jornada laboral. Carry, una mujer alta y morena, con el cabello rubio hasta la cintura, se encargó de cambiar el cartelito de "cerrado" por el lado que decía "abierto". En total eran tres compañeras, Linsey, una mujer pelirroja de cabello corto, de un metro cincuenta, completaba el trío. 

Cloe era la encargada de la caja registradora. Casi no tenia que interactuar con los clientes. Se limitaba a recibir los billetes y las tarjetas de crédito y débito. A menudo celebridades iban a comprar a esa boutique. Toda la ropa allí era exclusiva y no se podía encontrar dos prendas iguales. 

El día transcurrió con normalidad hasta el mediodía. En un momento dado, se armó un alboroto en la calle. Carry y Linsey se acercaron a la gran pared de vidrio que servía de muestrario para los maniquíes. Los clientes también echaron un vistazo a la calle. A continuación, una fuerte explosión hizo estallar los vidrios. 

Cloe observó la escena en cámara lenta. Los maniquíes salieron volando y chocaron contra los que habían estado mirando al exterior. Todos cayeron al piso. Cloe tomó una mala decisión al agacharse detrás del mueble de madera que sostenía la caja registradora. Fue justo en ese lugar donde un gran hombre verde fue a estrellarse, aplastándola contra la pared trasera. La cual cedió y la mujer terminó tumbada en el callejón trasero. 

El gran hombre verde, Hulk, se recuperó de inmediato y  regresó a la calle gruñendo con furia . Solo las llamas y el humo se movían dentro de la boutique. Cloe había quedado inconsciente después de haber utilizado todas sus fuerzas (habilidades especiales) para sobrevivir. Estaba severamente lastimada, sus costillas se habían roto con el impacto.  

La fundación de ayuda Stark prosiguió a la búsqueda de víctimas después de que un prototipo robótico lograra controlar a Hulk. Más de cincuenta personas heridas fueron llevadas a distintos hospitales. Lastimosamente había bajas que contar.  Personas inocentes habían pagado por el descontrol de Banner. 

Tony Stark ingresó a la sala de mando del edificio de los vengadores. Su traje rojo y dorado estaba seriamente dañado. 

—Te mereces un descanso, Friday —dijo antes de que su armadura tecnológica comenzara a liberarlo. 

The Perfect Couple || Steve Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora