Tomar un camino diferente

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Una suave y gentil sacudida de hombro me despertó. Al abrir mis ojos, vi a Neville apartarse rápidamente. Me incorpore y pestañee frenéticamente, como método para espabilarme. 

Tenía una gran suerte de poder memorizar lo que aprendía, por que si continuaba faltando a mis asignaturas de ese modo estaría frita. Mire al reloj, y este indicaba las siete con cincuenta de la tarde. Había dormido casi ocho horas. Con esa cantidad de sueño en mi sistema, me sentía renovada y llena de vitalidad. Me levanté lentamente y me estire. 

Me gire hacia Neville, que estaba aún quieto, y lo tome del brazo, sacándolo de la sala común a rastras.

-¿Ya comiste?- Le pregunté al muchacho, aun jalándolo del brazo.

-No- Me respondió.

-¿Tienes hambre?- Le dije.

-Si- Me devolvió.

-Neville, un hombre de pocas palabras- pensé en mi fuero interno.

Caminamos con cierto apuro hacia el Gran Comedor, los siete pisos pertinentes, deteniéndonos cada vez que una escalera decidía cambiar su curso, y esquivando a uno que otro alumno que se cruzaba por nuestro camino.

Al llegar nos sentamos en la mesa de Gryffindor, en la cual no había mucha gente.

-¿Temprano, eh?- Le dije a Neville, mientras se sentaba frente a mi. El menor asintió con la cabeza, con un tanto de nerviosismo, aun sin mirarme a los ojos- Gracias por despertarme, si no lo hubieras hecho, podría haber comenzado a hibernar- Le dije, con intención de que se riera de mi chiste. No lo hizo.

Concluí que el chico no sentía ganas de mantener esa conversación conmigo. Se lo veía bastante incómodo.

Gire mi rostro hacia la derecha, con frustración, debido a mi fallido intento de socializar. Nunca me pasaba eso. Usualmente, lograba sacarle una sonrisa a la gente. Supuse que intentaría luego. Pase la vista por las vacías mesas del vacío comedor. Mi mirada se clavó en la mesa de Hufflepuff, recordando la mirada que intercambie con el alto muchacho esa misma mañana. Había algo en esa conversación visual que había quedado pendiente.

Si, era cierto que Cedric me intrigaba un tanto. No sabía absolutamente nada de él. Es decir, conocía los rumores de pasillo sobre él, pero ni siquiera sabía cómo se veía él físicamente hasta hace un día atrás. Me molestaba el hecho de que los demás estudiantes creyeran que podían hablar sobre él de la manera en la que lo hacen. Es decir, es pura mierda lo que se dice sobre él entre los alumnos. "Cambia de chica cada semana", "'La perfección' que se tira a medio Hogwarts", "Su padre lo somete" y muchas otras patrañas más.

La gente se tomaba la libertad de opinar sobre su vida sin siquiera conocerlo. No es que negara ni afirmaba las cosas que se decían sobre él, aunque asumía que como cada rumor, eran puras invenciones.

Termine la cena y deje allí a Neville, que se encontraba hablando con alguien más. Sabía que debería intentar pegar un ojo. Al llegar a mi habitación, me puse mi pijama, y me metí en mi  cálida cama. 

Cerré los ojos, y en ese mismo instante se abrió la puerta. Angelina entró con una gran sonrisa en su cara.

-¿Qué?- Le pregunté con entusiasmo, incorporándome.  Angelina comenzó a hacer una especie de "bailecito de alegría".

-Todo solucionado... Ya está todo bien...

-¿Qué pasó? Cuéntame cómo fue. ¿Qué le dijiste? ¿Qué te dijo? ¿Se besaron otra vez? ¿Son novios? ¡Cuéntame Ang!

- WOW... Cálmate Belly... paso a paso.

Angelina procedió a contarme cada detalle de su charla con Fred, en el que ambos dejaron en claro que sentían atracción por el otro, aunque acordaron que no formarían una relación, al menos por ahora. Sería todo muy casual, ya que ninguno de los dos quería estar involucrado en algo tan formal. Dejarían que lo "decidiera el destino".

Tiempo contigo- Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora