꧁「 8 」꧂

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El calor en el cuerpo de Yoongi no hacía más que incrementar, pero incluso él, en pleno celo y con tremendas ganas de apareamiento, no fue capaz de cortar la hermosa atmósfera que habían creado ambos sin palabras totales.

Los ojitos azules chispeando por adoración y los orbes chocolate encendidos por el sublime sentimiento del amor.
Todo se volvió tan diferente a partir de ahí.

Entonces, gatito mío —Yoongi fue capaz de hablar guiando una mano al rostro de su amado para regalar caricias tiernas —¿Me da el honor de pertenecerle?

Y las expectativas de amor en Jimin se elevaron.

¿Me darías la dicha de volverme uno contigo?

La respiración de Jimin se atascó. ¿Es que había forma más cursi de pedir tener relaciones? Park sintió el orgullo bien plantado en su cuerpo debido a semejante hombre que tenía a su lado.

No podía pedir más.

No necesitaba más.

No quería nada más.

—Sí, mi bello gatito negro —susurró enamorado Jimin —podemos volvernos uno esta noche.

Yoongi no necesitó más.

Unió ambas bocas con suavidad mientras paseaba sus dedos por los bordes de la delicada cintura de su Omega.
Acarició el plano abdomen, provocando un gemido satisfactorio del cuerpo contrario y jadeó excitado cuando el cuerpo de Jimin se movió  hasta quedar boca abajo.

Por su parte, Jimin no era consiente de lo que hacía, sin embargo, había decidido seguir su instinto natural de unión hasta llegar a ese punto; yacía recostado en la cama, con el pecho pegado al colchón y las rodillas bien sembradas sobre las sábanas, su espalda estando casi dolorosamente curveada en totalidad y con el rostro sonrojado inclinado levemente hacia atrás para ver a su alfita.

Yoongi gruñó. El pomposo trasero del Omega estaba a su total disposición, por lo que no pudo retener sus manos cuando estas mismas ya estaban rudamente colocadas sobre los globos de carne, amasando con tentación.

Santa madre luna~ —suspiró excitado. ¿Así se sentía pasar un celo con su pareja? Porque todavía ni empezaban y ya estaba sintiendo que se corría.

Dichosos los ojos que admiraban semejante escultura.
¿Cómo hacía Jimin para mantener esa carita inocente todo el tiempo mientras tenía todo ese cuerpo precioso escondido bajo la ropa? Yoongi no lo sabía, pero estaba contento de ser el primero -y esperaba único- hombre en presenciarlo.

Jimin jadeó sorprendido cuando una palma se azotó levemente sobre su retaguardia... Le había gustado.
Park se sonrojó.

—Ahh~ —gimió el Omega cuando se repitió la acción en el otro globo.

Te gusta, ¿No es así, minino?

¡Demonios! Claro que a Jimin le gustaba. Park esperaba que en estas circunstancias se volvería más tímido que cuando estaba totalmente vestido, pero contrario a lo que pensaba, Jimin se encontraba a sí mismo extaciado por la sensual actitud que su novio estaba tomando con él.
Jimin también quería jugar.

—Ahh, sí alfa~ —y empujó más su trasero hacia las manos de Yoongi —dame más fuerte~

Yoongi se corrió.

Bueno, no es cierto, pero sí sentía el borde de su orgasmo. ¿Ese era Jimin?¿Su gatito dorado? ¿Su gatito mimoso y tímido?
Nah, ese no era gatito dorado Jimin.
Ese era Park Jimin siendo atrevido.
Ese era otra faceta de su minino y agh, cómo adoraba a su chiquillo.

¡Hágame su omega Hyung!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora