Las feromonas se estaban extendiendo como si se tratase del oxígeno mismo y Jimin ya no podía pensar en nada más que ayudar a su alfa.
Yoongi, por otra parte, sentía que el cuerpo se le derretía en calor y que su lobo pronto tomaría el control.
¿Cómo se supone que olvidas una fecha tan importante? ¡Él debía de ser responsable!—Agh, Jimin~ —los jadeos salían de su boca sin control mientras una leve capa de sudor comenzaba a perlar su frente.
—Alfa~ —Jimin claramente no ayudaba a su autocontrol.
—Bebé... Ayúdame —susurró Yoongi mientras apretaba con mayor ímpetu las caderas del omega en un amago por mantenerlo inmóvil —trae supresores, están en el cajón de mi oficina~
El pelirosa ladeó su cabeza confuso, ¿Es que en serio quería supresores? Pues no señor, él no le daría otra cosa más que su cuerpo.
—No alfa~ —demandó —estoy aquí... Y soy todo tuyo, así que dime cómo te ayudo —porque su inexperiencia era su único obstáculo.
—No amor~ —sus ojos chispearon un momento titubeantes por la lucha entre su lobo y su ser humano —por favor no~ No quiero lastimarte...
Pero su voz había salido tan baja que no había ni rastro de fuerza a la negación que claramente quería expresar.
Jimin aprovechó la primera fase de Yoongi en celo para tratar de llamar a su lobo a la salida del límite, porque aunque el Omega pusiera esa carita inocente todo el tiempo y ahí donde lo veían todo diminuto y tierno, la mente maquiavélica que tenía estaba bien resguardada dentro de él. No lo culpen, la verdad es que sus amigos tampoco ayudaban mucho que digamos a mantener su inocencia.
Esa pequeña bolita de arroz había estado esperando por este momento solo para poder experimentar algo nuevo con su Hyung y la verdad es que sí, ciertamente aún no entendía algunas indirectas o palabras de doble sentido, pero se había estado autoeducando para esto.
Él ya no quería ser tratado como bebé –bueno, sí quería– pero también quería que en algunas ocasiones Yoongi lo mirase como alguien adulto y pudiera recurrir a él cuando esos golpecitos de calor llegaban.—No lo harás alfa~ —la voz del Omega sonó más sensual que nunca —confío en que no me dañarás Yoonnie~
El calor de la primera etapa de apareamiento comenzaba a disiparse, dando lugar al halo de excitación de la segunda fase.
Yoongi sabía que no resistiría más tiempo en una posición tan comprometedora, en pleno celo y con el terriblemente adictivo olor de su Omega fluyendo por la habitación y, ciertamente el autocontrol que se obligaba a ejercer también desvanecía al pasar de los minutos.
—Vamos Suga, déjame ayudarte —así fue que el lobo de Yoongi terminó por tomar el control absoluto de la situación y los ojos dorados le indicaron a Jimin que había conseguido la primera parte de su morboso plan.
Un gruñido salió empoderado desde la base de la garganta del alfa mientras el mismo se reincorporaba sobre cuatro puntos, con ambas piernas de Jimin apresando sus caderas y ambos brazos a los costados de la cabecita rosa.
—Omega mío~ —la voz del lobo doblaba la ronquera del portador humano y Park podía sentir temblar su cuerpecito —mío, Omega Chim mío~ —la nariz de botón fue enterrada en el punto exacto de las glándulas de olor del cachorro y dando una fuerte calada al aire, procedió a comenzar a repartir un camino de ligeros besos sobre la blanquecina zona que pronto mancharía con su marca.
—Mngh~ alfa~ —Jimin no sabía que era capaz de soltar tales sonidos.
—Ropa... Jimin no deber tener ropa —gruñó descontento el alfa hasta retroceder del hueco entre el cuello de su chico y frunció el seño cuando notó la sonrisa del Omega debajo de él —No, Jimin no reír —y es que era totalmente imposible no reír si Yoongi no era capaz de hablar bien siquiera.
Jimin sentía morir de ternura.
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¡Hágame su omega Hyung!
RomanceEl alfa Min Yoongi, un prestigioso licántropo de índole posesiva y seria. Un muy respetado director en la academia más prestigiosa de Seúl. Un hombre enamorado de su alumno. Park Jimin: el alumno omega que hizo caer al director. . . . . . ¿Problemas...