꧁「 4 」꧂

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—¡¿Q-qué?!

—Y-yo decía que no es para tanto.

—¡Yo decido lo que es y no para tanto Jimin!

—P-pero... No se enoje alfa~

La paciencia del director Min había terminado de colapsar cuando los dos agresores de la situación habían terminado de aceptar que habían osado intentar corromper a su bebé Omega, pero lo peor fue cuando su Jimin había comenzado a llorar para pedirle perdón como si fuese su culpa ser tan hermoso.

Y por otro lado, Jimin no quería que sus dos agresores fueran castigados cruelmente por su culpa, porque su corazoncito era tan bueno e inocente que seguía creyendo que aquellos dos solo querían ayudarlo.

—Al-alfa~

—¡Agh! ¿Sabes qué? —pensó el peli negro —mejor vete a casa y cuando llegue hablamos.

—¿¡Ah!?

Jimin no podía hacer más, aunque siendo sinceros, no le gustaba la idea de irse a su casa solito.
Y mucho menos le agradaba la idea de dejar a aquellos dos con su molesto alfa.

—Ahora sal que necesito escribir unas cuantas expulsiones... Y Jimin —el mencionado volteó con sus orejitas y su colita caídas —llegando a casa hablaremos de esto jovencito —sentenció Min para después dirigirlo a la salida de su oficina y pedirle al anciano Choi -chofer de la familia- que lo llevase a su casa.

Una vez que Yoongi se aseguró que Jimin estuviera fuera y en camino a su hogar, reingresó a su oficina para terminar con aquel asunto de una vez por todas.

—Ustedes —llamó —están expulsados.

La sorpresa y el coraje no cabía en aquellos dos cuerpos pequeños sentados frente a un alfa que claramente no demostraría misericordia.

—Una vez lleguen sus padres, ambos serán escoltados hasta llegar fuera de la institución con sus cartas de expulsión definitiva —informó el director alfa mientras anotaba unas correcciones en la carta de expulsión que preparaba para los jóvenes —y me encargaré personalmente de que sus padres apliquen un correctivo ejemplar para ustedes —y olvidando su profesionalismo en el asunto mientras recordaba la impotencia de saber que su Jimin había sido tocado por otras manos, tomó por el cuello de la camisa escolar a ambos alfas menores —A mi Omega no se le toca ¡Y agradezcan que les tengo piedad porque no se me olvida que ya son mayores de edad y bien podría meterles una paliza a ambos! —soltó la camisa arrugada de los chicos asustados y prosiguió con su labor de redacción.

Ahora sólo faltaba llegar a su hogar para hablar con el cachorro Omega con olor a lechita y duraznos que tanto amaba.
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Una vez Jimin llegó a la casa de su alfa, agradeció al chófer y corrió escaleras arriba con dirección a la recámara de Min.

Se encontraba más tranquilo pero aún persistía la duda de lo que sucedería con aquellos chicos que querían ayudarle, porque de verdad lamentaba que su alfa los hubiera encontrado en tan embarazosa situación.

Se recostó en la gran cama tendida del pálido y aventó su mochila hacia alguna dirección que ahora desconocía y tampoco le importaba.
Aspiró el delicioso aroma tan característico de su hombre: pinos y tierra mojada.

Y sintiéndose dormilado por aquel aroma, caminó al armario del pelinegro para tomar una de sus camisas y reemplazar su uniforme con la prenda recién tomada, para después ir hacia la cama y decidirse a tomar una siesta en lo que su alfa llegara.

Abrió el cobertor gris y sumergió su esbelto cuerpo para taparse, aunque la camisa de su Hyung le tapaba hasta tres cuartos de los muslos y lo tenía muy cómodo, con el olor de su alfa encima, decidió arroparse para conseguir un poco más de calor y sentirse aún más impregnado del aroma que le fascinaba.

Jimin cayó rendido minutos después medio sedado por la fragancia de su alfa.

꧁「 ... 」꧂

Yoongi arribó a su hogar en su lujoso Mercedes negro y entregó las llaves a su chofer para que guardara su auto de una vez. No tenía pensado salir en lo que restaba del día.

Se encaminó a la entrada de su casa aún con la molestia reciente que había tenido que pasar.
Y de solo recordar que aquellos mocosos le habían intentado arrebatar a su bebé su lobo se removía en desesperación.

Solo quería llegar al lado de su Omega, marcarlo con su aroma para que todo el mundo supiera que, si bien no había maraca en su cuello, eso no significaba que estaba libre y supieran que aquel hermoso angelito ya tenía pareja.

¡Lunas! Cómo quería castigar a su pequeño por haber ignorado su orden. Sí, definitivamente Yoongi ya estaba creando un plan acorde a la situación y no podía pensar en nada más que castigar aquel tentador traserito pomposo hasta ponerlo de un color rojizo.

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¡Hágame su omega Hyung!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora