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Caminando por el bosque estaba aquel joven lobo de azabaches cabellos y triste mirada.

Desde hacía un tiempo atrás que se sentía mal sin razón aparente. Ni siquiera las hadas podían determinar la causa de su malestar, así que él prefirió seguir ejerciendo su labor como protector del bosque.

Sin embargo, aquel día un apretón en su pecho hizo acto de presencia.

La tierra a su alrededor temblaba y, por la sensación que podía percibir aparte del dolor, también estaba cayendo.

El reino estaba cayendo.

Mas él no pudo hacer nada al respecto. Su cuerpo dolía gravemente y lo único de lo que se sentía capaz era de recostarse a uno de los árboles cercanos.

Estaba mareado y la gravedad que actuaba sobre la caída del reino no ayudaba, mucho menos aquel repentino dolor en el pecho.

Intentó resistir, pero terminó cediendo ante la muerte, y nadie más que el destino fue testigo de como un lumínico destello salió de su busto en busca de otro cuerpo el cual habitar.

.。.:*✧✧*:.。.

Ari fue encontrada al borde de la muerte por las hadas.

Siendo la deidad del espíritu, habían pasado ya los cien años en los que se suponía, la reina debía haber encontrado a su guardián, pero no había sido el caso.

Ari había dedicado aquellos cien años mejorando la vida de su pueblo, pero había descuidado la suya.

Y aquello le costaría caro.

Las hadas actuaron con inmediatez y lograron revivirla con un hechizo, pues la deidad del espíritu era fuerte y realmente le estaba dando una dura batalla a la muerte.

Sin embargo, sabían que aquello no sería suficiente si querían que Ari se mantuviera viva por los siguientes siglos.

Si habían pasado ya cien años y ella aún no hallaba a su guardián, entonces suponían la búsqueda sería para largo rato.

Cuando la reina despertó completamente de su desmayo, se alarmó al ver las expresiones de alivio y dolor de las hadas que la rodeaban.

-¿Qué sucedió?

-Cryth se ha quedado solo en el cielo-respondió un hada, la deidad del fuego en aquel entonces.

-Feirhie y Foohw han caído a la tierra, su majestad-continuó otra hada.

El castillo de Cryth y sus subreinos se mantenían flotantes gracias a Ari y su energía. Al fallar esta, lógicamente, también lo haría todo el reino.

-Pero el castillo sigue entre nubes-indirectamente, pidió que su duda fuera aclarada, pues había podido ver a través de la ventana de su habitación y se percató de que todo estaba como siempre.

-Eso ha de deberse a que tu energía no se fue del todo, y se mantuvo aquí dentro-explicó otra muchacha alada-. Diste una buena batalla contra la muerte, así que suponemos que tu energía se centró completamente en eso.

-¿Y cómo llegaron aquí?-la pobre reina pelinaranja estaba demasiado confundida y dolida por el destino que había sufrido su pueblo por su culpa.

-Los hechizos, medicinas y portales son la especialidad de las hadas-un joven hada se acercó a ella, intentando contagiarle algo de su positividad-. Sabemos que ahora mismo debes estar intentando procesar toda esta información y de seguro que te sientes culpable...pero aquí estamos nosotros para ayudarte.

-Necesitas a tu guardián, y si tus energías han comenzado a fallar, nosotros la repondremos por tí para que puedas seguir con la búsqueda de tu felicidad-volvió a decir la deidad del fuego.

No obstante, y a pesar de que Ari hizo sus esfuerzos, no podía evitar poner el bienestar de su pueblo por encima del suyo propio y prefirió atender los problemas de su gente (que perfectamente podía resolver luego) antes de cuidar de su vida, haciendo que su tiempo y energías para salir en busca de su guardián predestinado fueran muy pocas.

Todo parecía ir de mal en peor para la deidad del espíritu, reina de Cryth.

✧*:.。.єτнєяєαℓ .。.:*✧ |ᴹ.ᵞ.ᴳ| #𝟑✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora