En las profundidades del lago Muth, se llevaba a cabo la famosa "Ceremonia de Recibimiento".
Con el paso de los siglos, las hadas fueron adoptando diversas costumbres del resto de los pueblerinos de Cryth, pudiendo así engendrar a sus herederos de forma común, según las otras especies. Sin embargo, las primeras hadas nacieron de burbujas o flores, en dependencia del lugar donde estuviesen destinadas a pertenecer, y aquel método legendario siempre se celebraba con una ceremonia, pues se decía, entre las mismas hadas, que aquellos que nacían mediante dicho proceso, eran más fuertes y habilidosos y por ello merecían una buena bienvenida.
Mientras las hadas terrestres tenían un campo de flores, que era específicamente para llevar a cabo la ceremomia, las hadas marinas habían destinado para ello el viejo caparazón de una tortuga que había muerto en medio del campo de corales de los cuales brotaban las burbujas donde se engendraban los nuevos individuos y, finalmente, al pasar los seis años de gestación, dichas burbujas salían de su lugar y explotaban, dejando asegurado al hada que llevaba dentro en el arenoso suelo.
Aquel día parecía ser de gloria, pues habían nacido muchas más hadas que lo acostumbrado, pero en realidad, era porque una de ellas, dentro de sí, llevaba un alma brillante, esperanzada, lista para reiniciar la búsqueda que en cuerpos anteriores no culminó.
Las hadas mayores, algunas de ellas serían los guías de esa nueva generación y estaban allí, rodeando a los recién nacidos con diferentes elementos.
Una sostenía y acariciaba una tortuguuta, otra traía en su mano un coral y la otra jugaba con las corrientes de agua.
O, al menos, esas fueron las tres variantes que vió un niño de azabaches cabellos cuyos dos mechones delanteros presentaban un color anaranjado. Con sus finos ojos azules, el pequeño hada no quiso curiosear más y se acercó al guía que sostenía la tortuga.
Al nacer y cumplir los seis años, cada hada escoge su propia profesión, y la de ese muchachito, eran los animales.
El guía le sonrió y lo dejó acariciar también a la tortuga.
-¿Cuál es tu nombre, nueva hada de los animales?-preguntó al niño.
-YoonGi-respondió él. No había dudado, pues cada hada nacía sabiendo su nombre, y una vez escogían su profesión, también eran capaces de tener ciertos y determinados conocimientos respecto al tema...aunque siempre iban a seguir necesitando la ayuda de sus guías.
Aquel día, YoonGi y los demás recién nacidos recibieron varias instrucciones.
Las hadas se agrupaban según su vocación, viviendo en comumas no tan lejos la una de las otras, y cada comuna recibía un apellido en específico para así poderse identificar mejor. En el caso de YoonGi, iría a la comuna Min y él debía presentarse como Min YoonGi a partir de ese momento.
También se les explicó, luego de haberlos ubicado a todos en una casa de coral distinta, la forma de proceder para adquirir el tamaño humano.
Las hadas, todas, poseían el tamaño de la palma de la mano de un ciudadano de Skygall o de un lobo en su forma humana, pero podían transformarse al tamaño de los susodichos sin problema ninguno pues algunos trabajos requerían de un tamaño mayor. Asimismo, les enseñaron cómo hacer lo mismo con otros animales o plantas.
YoonGi estaba tan emocionado como sus demás compañeros, y esperaba de todo corazón poder conseguir algún amigo, pues bien se sabía que las hadas no eran muy amigables, aunque eso variaba de generación en generación.
Veía cómo muchos niños se juntaban entre sí y él se mantenía solo, así que simplemente sonrió y entró a su nueva casa, dispuesto a acomodarse.
Él sabía que en aquel ahora estaba solo, pero ese no era su destino. Había alguien esperando por él y viceversa, y estaba convencido de que ese alguien le daría la luz necesaria a su existencia.
Y mientras no encontraba a ese alguien, se dedicaría a vivir su vida, pues, aún si recién había abierto los ojos a su mundo, se encontraba bastante satisfecho con lo que lo rodeaba.
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✧*:.。.єτнєяєαℓ .。.:*✧ |ᴹ.ᵞ.ᴳ| #𝟑✓
FanfictionLas deidades, tres de ellas, finalmente habían encontrado a sus guardianes y los cuatro reinos estaban en paz, al menos por un tiempo. Pero ¿Qué hay de la diosa Ari, esa que vela por el bienestar de los reinos como toda excelente soberana que es y q...