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Jeongguk se quedó nublado por unos instantes mirando en la dirección que había desaparecido Jimin. Una sensación de sorpresa y alegría le recorrían todo el cuerpo, ¿ése era su niño? había rejurado que el pequeño hombre no sabía ni siquiera montar un caballo, era un hecho que se había precipitado en pensarlo. Movió la cabeza en dirección de otro establo, en un corto paso y poco esfuerzo logró sacar un caballo de allí. No le costó mucho subirse y dar rienda suelta para alcanzarlo.

Sus latidos se aceleraron al divisar a Jimin a unos cuántos metros de ahí, desde su distancia podía apreciar lo precioso y glamuroso que se convirtió su niño, detuvo su andar para seguir observándolo a distancia. En la mesa mientras desayunaban no pudo observarlo detalladamente por el simple hecho que el remordimiento estaba allí recalcándole una y otra vez de los sucesos de la noche anterior.

¡No fue su culpa!, fue algo que solo se dio, sin necesidad de forzar a la suerte. Sumándole al hecho que nada fue planeado, tan solo fue un maldito y bendito contratiempo que tuvo.

Suspiró de solo recordarlo.

El ya no era un adolescente, pero su comportamiento daba otra cosa que pensar. No negaría que se sorprendió mucho cuando su hermana mencionó que había llegado un hermoso hombre, no le causó ni el mas mínimo interés o curiosidad en conocerlo, no lo fue hasta que lo vio por si mismo.

Verlo no fue lo que le asusto, saber quién era, eso realmente lo sacó fuera de si.

Entonces lo recordó. Recordó porque había dejado de pronunciar el nombre Jimin. Cuando Jimin se fue a Boston un vacío interminable invadió el ser del azabache, alejarlo del niño que más apreciaba y quería lo había autodestruido por mucho tiempo. 

Vera, su abuela, le advirtió que él no podía ver a su nieto con otros ojos que no sean fraternal, por que si, Jeongguk se había enamorado de Jimin. En ese entonces no lo entendió, pero con el tiempo lo hizo, Jimin era un niño que apenas y empezaba a ver el mundo, mientras él comenzaba a experimentar los placeres de la vida.

Se sentía incorrecto de solo pensarlo.

Un análisis lo inundó, Jimin ya no era un niño, era un hombre, un hombre que ya sabía diferenciar lo malo de lo bueno, ¿entonces que estaba mal?, sí Jimin ya era legal, ¿que lo ataba a no avanzar hacia él?, se preguntó.

Miedo, eso era, miedo a no ser correspondido. Miedo a que la diferencia de edad sea un obstáculo, sabía que de alguna u otra manera eso abriría una gran brecha entre ambos.
Pero Jeongguk estaba dispuesto a tomar esos riegos, así el lastimado fuera él mismo. Si Jimin no le recordaba, crearía nuevos recuerdos, sí Jimin no lo amaba, le enseñaría amarlo, sí Jimin tenía miedo, el se ocuparía de alejar esos miedos.

Jeongguk ya había tomado la decisión de hacer a Jimin suyo.

Tomó las riendas y comenzó a cabalgar hasta donde estaba Jimin. Conforme avanzaba estaba más seguro de la decisión que había tomado, valdría la pena por su amor de la infancia. Al llegar, jimin lo miró sorprendido.

ㅡ Tardasteㅡ dijo mirándolo de momento.

Jeongguk se aproximó hasta estar a escasos metros de él.

ㅡ Pensé que no te darías cuentaㅡ respondió desde su lugar observándolo ㅡ No sabía que sabías cabalgar, tengo que admitir que me sorprendiste mucho. Lo haces demasiado bien.

ㅡ Me gustan los deportes ecuestres, en Boston practicaba equitación, mamá me inscribió a los diez años al ver que me gustaban los caballos.ㅡ se encogió de hombros en su lugar.

ㅡ Tengo que admitir que eres un buen jinete, pero temo que no eres lo suficientemente bueno como para ganarme en una carrera.ㅡ dijo mirando hacia el otro extremo de la zona.

Temptation in the Heights ゃ ❝KooKmin❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora