Capítulo 5

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Priscila

—Hey, pásame esa chaqueta.

—¿La rosada?

—No, la blanca.

—¿La larga o la corta?

—La corta.

—¿La de lana o de gabardina?

—¡La chaqueta blanca! —exclamo cansada.

—Es que tienes demasiadas —me reclama Isabella paseándose por mi closet.

—Pásame la más bonita —pido sentándome arriba de la maleta.

Me entrega la de gabardina y la empaco. Mañana viajamos a Bahréin y yo no he alistado nada hasta ahora. Esta semana hemos estado ocupadas con el trabajo hasta la cabeza, todo listo para el inicio de la temporada. Las prácticas de pretemporada ya fueron hechas, no pudimos viajar esos días, pero trabajamos en conjunto con los ingenieros que sí viajaron por videollamada desde el TCL. Así que hasta ahora podremos viajar al país que le dará inicio a la temporada del 2021, listas para las prácticas, las clasificaciones y lo más importante, la carrera.

—Estás estresada, tómate un mate —me recomienda Bella.

—No gracias, estoy bien, solo necesito terminar acá —respondo, dándome la vuelta, eligiendo la ropa necesaria y mis productos de limpieza.

—Bueno como quieras, iré a preparar la cena.

Se da la vuelta y sale de la habitación. Me quedo viendo la maleta, cuestionándome si llevo mucha ropa para tan solo 3 días. «Naaa, nunca está de más llevar unas cosillas extra». Voy por las prendas a mi closet cuando en eso, la pantalla de mi teléfono se prende mostrándome la foto de Mónica en la pantalla.

—Aló —respondo.

—¡Hola! —dice alargando la última sílaba—. Solo te quería desear suerte en tu viaje, bueno, a ti y a Bella —dice ella.

—Gracias Mónica.

—Recuerda, siempre concentrada, dando lo mejor, haciendo bien tu trabajo —empieza a darle vueltas al asunto y ya sé a dónde quiere llegar.

—Ay, no otra vez con el tema —me toco la frente. «No han dejado de molestarme con eso toda la semana».

—¿Qué? Yo solo estoy deseando un buen viaje —dice con la voz demasiado aguda «Signo de mentira».

—Dilo —digo sabiendo que será inevitable.

—¿Qué? Ya lo dije, espero todo salga bien —chilla con la voz aguda de nuevo.

—Sabes a lo que me refiero.

—Ah —suspira— bueno, entonces sabes de que hablaré, sabes que deberías hacer. Si ese piloto te gusta, ¡debes de hacer algo!

—Ya te expliqué lo que pienso y no, no me gusta —le recuerdo, sin entender porque considera tan importante la situación con Lando.

—Si te gusta, acéptalo —me recrimina— Te repito lo que te dije aquel día en el golf, todo sucede por una razón, deja al destino fluir.

Vuelvo a recordar la conversación que tuvimos cuando íbamos de regreso a casa y les conté mi día con el piloto. Se emocionaron y no paraban de decir que al fin alguien bueno me gustaba. Pero es que era imposible, ¿cómo me podría gustar alguien que apenas conozco?

Bueno, puede que me parezca simpático y guapo. Pero ¿gustarme? Eso ya es llevarlo muy lejos. No pararon de molestarme toda la semana, hasta llegó un momento donde en realidad me lo pregunte, «Tonterías» No me gusta.

Serendipia || FORMULA 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora