El consejo de un hermano

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Después de aquella noche pesada, Marín trato de poner en su vida lo que se había propuesto, seguir adelante, dejar en el pasado lo que ya había ocurrido y olvidar lo que le hacía daño.

Salió de su casa muy temprano, para su sorpresa la noche anterior durmió muy bien a pesar de todo lo que había acontecido ayer. Retomó los planes que había cancelado el día interior, y como primer acción del día iría a visitar a Touma; estaba algo nerviosa, pues tendría que explicarle porque no lo vino a ver ayer, y eso conllevaría a una larga explicación.

Salió del santuario y antes de dirigirse al hospital paso por aquella pastelería dónde vendían el pastel que compraba Marín para recordar a Touma en su ausencia, compro el del sabor favorito de su hermano y emprendió de nuevo su camino a Japón.

Después de un largo viaje, Marín logro llegar a Japón, se hospedó en un hotel cercano al hospital y se quedó ahí la noche pues no podía ver a Touma por el horario de visitas.

La habitación tenía un pequeño refrigerador, así que Marín puso el pastel dentro para que no se echara a perder y posteriormente se retiró la máscara, fue al baño y se lavo la cara, al terminar se quitó los zapatos y se acostó en la cama.

Se sentía tranquila, como si desde el día anterior le hubieran quitado un gran peso que solía cargar desde hace mucho, al darse cuenta de el punto de origen de sus preocupaciones y bloquearlas, pero sentía que estaba haciendo algo mal con respecto al cambio que estaba dispuesta a hacer en ella, no sentía felicidad, percibía la tranquilidad al quitarse todo de encima pero no sé sentía como quería, que incluso comenzó a preguntarse si otra vez se estaba equivocando.

Se detuvo un poco con respecto a saturarse de pensamientos, se levantó de la cama y tomo un poco de agua de la botella en la habitación y enseguida abrió las ventanas para que entrara un poco de aire; miro la ciudad a través de la ventana mientras recibía el aire, normalmente eso le ayudaba a relajarse un poco y a despejar su mente en ese tipo de situaciones.

Miro el reloj de la habitación, marcaba el inicio de la media noche, así que volvió a recostarse y cerró los ojos para dormir, pues al día siguiente tenía que despertarse temprano para ver a Touma; aunque al principio le costó dormir, luego de un rato se quedó dormida.

A la mañana siguiente Marín se despertó y no aguardo tiempo, se puso sus zapatos, se arregló un poco el pelo con las manos frente al espejo de la habitación, tomo su máscara y seguidamente el pastel del refrigerador, posteriormente abrió la puerta, bajo las escaleras y se dirigió a la recepción donde pagó la cuota del hospedaje y enseguida de hacerlo, se apresuró hacia el hospital.

Iba caminando rápidamente, pues el horario de visitas es muy estricto y si no cumplía los horarios, probablemente no podría ver a Touma ese día.
Entro al hospital y de inmediato se acercó a la administradora del hospital en el ámbito de las visitas a los pacientes; ella le dio una ficha para llenar con algunos de sus datos y le dieron el permiso de visita, seguido de terminar esto empezó a caminar por el pasillo a las escaleras que llevaban a la segunda planta, donde estaba Touma.

Al llegar al segundo piso, Marín inmediatamente tuvo en la mira a la habitación de Touma, que solo a unos metros de ella;
Comenzó a caminar a ella, pero cada vez apresuraba más el paso hasta darse cuenta de que estaba corriendo por el pasillo; casi choca con algunos enfermeros que pasaban por este, pero por fin había llegado a la habitación de su hermano.

Abrió la puerta de la habitación y antes de asomar discretamente su cabeza, miro de reojo el número de la puerta de la habitación "208" aquel número se había quedado grabado en su memoria por los últimos días que visitó el hospital.
Asomo la cabeza por la puerta y al instante vio a su hermano sentado en la camilla de la habitación sonriéndole cálidamente.

*•.¸♡Escondiendo Nuestro Amor¸.•*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora