Los besos no siempre son de amor

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Después de unos minutos abrazados, Aioria se arriesgo y tomo a Marín delicadamente del rostro y lo acerco al suyo, besandola tiernamente, puso sus manos alrededor de su cuello y Marín lo hizo igual.
Los besos tiernos y delicados se comenzaron intensificar, los dos comenzaron a oprimir sus bocas entre si hasta comenzar a descontrolarse, pero Marín se distancio un poco de la situación.

— A-aioria c-creo que no deberíamos hacer esto – Dijo con objeción, pero Aioria le sonrió todavía perdido en la mirada de Marín; le miro confiando y levantó a Marín en sus brazos – ¡¿A-aioria qué haces?!

— shh baja la voz

— ¿Qué haces?

Le respondió ahora con un tono de voz más bajito.

— Pues te estoy cargando

— si, pero me refiero a ¿Por qué?

El subió los hombros con una sonrisa cómica

— ¿La respuesta puede ser "porque si"?

— e-eh está bien– Le contesto con un tono de voz muy peculiar y nuevo para Aioria. Ella siempre hablaba con fuerza, segura de si misma, con disciplina y carácter, pero ahora hablaba tan indefensa y tan dulce que incluso a Aioria le costó reconocerla de la Marín que conocía, aunque por ese momento el no le dió mucha importancia –¿A dónde vamos?

— eh, ah ¿Te parece si vamos a la casa de Leo? No voy a dejarte dormir aquí y mucho menos que te marches del santuario en este momento

— E-esta bien

— y que no se te olvide esto

Le dijo dándole la máscara de metal

— s-si

Marín estaba tranquila, ya no se sentía preocupada ni mucho menos desesperada, después de todo lo que ocurrió, lo que estaba ocurriendo le quitaba un peso de encima, el estar en los brazos de Aioria, el haber sentido sus labios con los suyos y el sentir que había tenido el mismo sentimiento que ella todo este tiempo, era hermoso.

Aioria miraba con ternura a Marín, quien había cerrado los ojos y estaba recargada en su pecho con una expresión tan reposada, y conservaba una sonrisa pequeña pero igual de tranquila.
El siguió caminando, pero trataba de tener cuidado, no sabía con quién podría toparse en medio del camino.

Después de un tiempo caminando, por fin habían llegado a la casa de Leo. Aioria bajo a Marín y ella solo se quedó parada sin decir ninguna palabra.

— ¿Te importa si voy a guardar mi armadura?

— no, p-para nada

— tu también puedes retirarte la armadura. . .  S-si quieres N-no digo que lo hagas, s-solo decía ,no me m-mal intérpretes, c-creo que ya me voy

Aioria se retiró de la vista de Marín con prisa, mientras que ella se quedaba ahí parada soltando una risita.
Ella se miro y pensó que lo sería tan mala idea retirarse su armadura, no se la había quitado en casi 2 semanas seguidas, de alguna manera u otra no le molestaba pero ya no podía sentir como era estar sin ella.

Aioria regreso con Marín, quien estaba sentada en una silla que se encontraba junto a una pared y tenía junto a ella la armadura de águila armada den su forma original; el sonrió en cuanto volvió a verla, y solo habían transcurrido unos minutos.

— veo que de la armadura también te molesta un poco ¿No?

— je, si

El se acercó a ella y se agachó para poder verla a la altura de la silla

*•.¸♡Escondiendo Nuestro Amor¸.•*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora