Otra batalla

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A pesar de que dijeron que estarían juntos, no podían dejar a un lado sus deberes como caballeros.

Pasaron unos cuantos días desde la última vez que ellos se vieron, y a Aioria le devoraban por dentro las ganas de buscarla y verla otra vez, pero no podía distraerse ya que Athena y los demás caballeros de bronce estaban en Asgard luchando por la paz y para que el problema no se agrandará a mayores; aunque sabía que no estaba involucrado como tal, tenía conocimiento de que algo grande venía después de eso, una guerra santa contra Poseídon y como caballero dorado debe estar listo en caso de tener que ir a la batalla, así que permaneció en el santuario esperando.

Pese a que se mantenía serio y atento a lo que ocurría no podía dejar de pensar en Marín; le había dicho que no se iría del santuario, pero ahora le surgía la duda si en verdad le mintió o fue a la batalla en Asgard con los demás como su deber.

El día transcurrió con normalidad y cayó la noche; Aioria no podía parar de pensar en Marín, y en su bienestar.
Trato de despejarse y salió a dar un paseo alrededor de la casa de Leo, pero mientras caminaba escucho un ruido extraño entre algunos arbustos, se acercó un poco pero solo era un gato, nada porque preocuparse.

Regreso a la casa de Leo con el objetivo de descansar un poco; se retiró la armadura y se acostó en su cama, cerró los ojos pero aún seguía preocupado por Marín por Seiya, Shiryu, Shun, Hyoga e Ikki. Ahora se enfrentarían a un dios "poseídon", y quería ayudar pero no podía ya que Mu le había ordenado que guardara la compostura y se calmara.

Sus pensamientos estaban turbados de preocupaciones hasta que escucho un ruido en la entrada de la casa de Leo, se levantó de la cama y camino con cautela hasta la entrada; llego al frente de la entrada y se sorprendió bastante cuando vio que Marín era la que estaba en su entrada.
Estaba de pie pero parecía que sus piernas no resistirían mucho la "estabilidad" que tenía, por esto se agarraba o casi abrazaba el muro junto a la entrada.

— Marín

La llamo por su nombre pero ella no le contesto, solo jadeaba de forma repetitiva hasta que se detuvo y cayó al suelo.
Aioria la miro quedándose pasmado por unos segundos, "Marín ¿Qué pasó?" Pensó formulandose la pregunta que quería hacerle pero no parecía ser la mejor decisión en ese momento, se apresuró a levantarla del suelo, la cargo en sus brazos y  así pudo verla más de cerca; a su parecer seguía conciente pero estaba muy agotada, así que la acostó en su cama, le quitó la máscara y al mismo tiempo noto que está estaba en mal estado, parecía como si la causa de la desfiguración de la máscara fuera algo que tiene una intensidad como para deshacer diversos objetos o componentes como el ácido.

Dejo la máscara a un lado y se enfoco en Marín pero se sobresalto cuando vio algunas quemaduras de tercer grado en su rostro, también noto diversos raspones en su cuello, piernas, brazos y manos ,además de algunas heridas de diversa gravedad en sus piernas y su pecho, pero nada que no pudiera sanar con limpieza, vendas y reposo.
Al mismo tiempo vio que su armadura estaba fracturada, así que decidió  quitársela y apartarla en un lugar del suelo. "¿Quién diablos tiene un poder tan intenso como para hacer esto?" Se preguntó a si mismo agobiado por la inquietud que le daba todo la situación.

Pensó que lo mejor sería curar las heridas de Marín de inmediato antes de que se agraven más, se levanto de la cama y se dió la vuelta para ir por los implementos que necesitaba, pero una voz dulce y frágil lo llamo, el volteó con una sonrisa dirigida a ella como siempre.

— Aioria

El se acercó y se sentó en un lugarcito de la cama para poder estar junto a ella.

— Hola. sabía que no estabas tan mal para que estuvieras inconsciente – menciono soltando una risita nerviosa –  ¿Cómo estás?

*•.¸♡Escondiendo Nuestro Amor¸.•*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora