Capítulo 1.

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-Berrinche-

Era muy temprano en la mañana, tanto que las mejillas del pequeño niño quemaban un poco, sonrojándose de vuelta. Definitivamente era un amanecer muy frío para aquel pueblo a la vera de las montañas.

No era muy saludable que un niño tan joven como Taehyung; corriera cuesta arriba por las calles de Hillrate, pero es entendible, teniendo en cuenta que se había levantado tarde y llegaba con retraso a la conferencia de su padre en el lugar que trabajaba.

Muchas de las personas que salían a trabajar a esa hora se asombraron al ver al menor de los Kim correr tan apresurado en la mañana, él siempre parecía un niño tranquilo de ocho años que iba con calma a todas partes y que se molestaba en hablar con todo el mundo. Pero ese día no lo hizo, evadiendo los saludos de buenos días de sus vecinos, el menor se dedicaba a galopar rumbo al trabajo de su padre, pues ya sabía que una buena reprimenda se la iba a llevar por no haber hecho su obligación de madrugar.

Para cuando se dio cuenta, las robustas paredes del lugar laboral de su familia, se alzaba muy alto frente a sus francos ojos. Ese lugar siempre le había dado muchos escalofríos a la gente, pudiendo incluirlo a él, a fin de cuentas, un niño de ocho años no pintaba nada en un hospital mental.

Pero la realidad era otra, ya que tras haber paseado desde que era un bebé por los sombríos pasillos del manicomio, Taehyung se había acostumbrado al ambiente, lo consideraba casi como una segunda residencia.

Aunque no le dejaban acercarse a la gente o relacionarse con ellos, Taehyung era muy consciente de todo lo que había ahí dentro. Su padre lo llamaba «la cárcel de la locura». Y si su padre lo decía era por algo, pues él como infante inocente que era, creía todo lo que escuchaba de sus superiores. Ya fueran las malas palabras que su tío Namjoon utilizaba, o los comentarios eróticos sobre las mujeres que éste decía cada vez que pasaba una chica linda.

Sin demorar mucho más, Taehyung se aproximó hasta la entrada principal de la estancia. La instalación siempre le había parecido realmente impresionante. Un edificio de esas dimensiones y del siglo XVIII, parecía un castillo por el que jugar.

Tratando de regular su respiración y quitándose la bufanda gris que llevaba, Taehyung abrió la puerta de madera maciza que crujía levemente mientras se arrastraba por el suelo. Dando paso a lo que era una grata recepción con algunas enfermeras correteando por ella, seguramente muy ajetreadas por la reunión importante a la que llegaba tarde.

Se acercó hasta el mostrador y se puso de puntillas para tratar de ver y llamar a alguien.

-Taehyungie, ¿eres tú?- unos ojos almendrados y un cabello lacio se asomaron por encima suyo.

-Eunyeon, ¿papá está ya trabajando?- pregunta el castaño con un nudo en la garganta porque ya sea muy tarde.

La nombrada decide salir por un extremo de su puesto para atender al niño. Se ve claramente el uniforme blanco impoluto y el gorrito a juego que decora su oscuro cabello y piel morena. Eunyeon se agacha hasta la altura de Taehyung para hablarle más de cerca y que los demás no escuchen.

-Si Taehyungie, me temo que ya no te abrirán las puertas de la sala de reuniones, sabes lo estrictos que son- su voz sale calmada y le toca compasivamente el hombro, sabiendo de sobra que su progenitor iba a estar muy cabreado con él.

-¿P-pero no hay ninguna manera de que pueda entrar? Papá se va a enojar mucho conmigo por no asistir...

La joven enfermera mira como en los labios del menor se crea un puchero pequeñito, probablemente de lástima por las duras palabras que recibiría más tarde.

Chasm. -Taekook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora