Capítulo 3.

90 22 14
                                    

-A través de la ventana-

-¡Taehyung-ah! ¡Si no te apuras tu padre se va a marchar sin tí!. 

-¡Ya va, madre!

Tratando de ir lo más rápido posible, el rubio no conseguía abrocharse bien los botones del uniforme verde que tenía que llevar todos los días. 

-¿Se puede saber qué diablos pasa que no bajas? - girándose velozmente, vio a su madre completamente arreglada en la puerta- ¿Sigues sin conseguir abrocharte los botones con veinte años Taehyungie? 

Su madre se reía con ternura dando pasos hacia él. Su cabello negro impecablemente brillante y suave, recogido en una coleta alta. Su traje color vino, resaltaba entre las paredes blancas del cuarto de Taehyung. Su madre era hermosa, se podría decir que el joven había heredado muchos de los genes de ésta, siendo la belleza uno de ellos.

-Son los nervios mamá, sabes que no coordino bien si tengo el cuerpo nervioso-  suspira el más alto dejando que la pelinegra comience a abrocharlos lentamente. 

-Ay Taehyungie, te tienes que ir acostumbrando al trabajo. 

-Ya madre... Es solo que aún están los nervios del primer día, aunque no lo sea, aún no adquirí rutina.

-Mi pequeño... - le acarició la mejilla con delicadeza, mirándolo con cariño- ya verás como pronto todo comenzará a ir fluido y estos botones será lo último en lo que tengas que preocuparte. 

Con una sonrisa sincera, su madre deja un beso en su frente, acomodando bien la camisa ya cerrada, y preocupándose de ponerle una bufanda para que no pase frío a estas horas de la mañana. 

-¡Siyeon! ¿Está el niño preparado? - grita su padre desde el piso de abajo. Notándose en la voz que iba apurado. 

-Anda vamos, no dejes que el propio psiquiatra se vuelva loco- bromea su madre caminando con él hasta la puerta. 

Su casa no era muy grande, solo lo suficiente para alojarlos a ellos tres y que hubiera tranquilidad. Contando con un pequeño patio trasero, y unos rosales en el frente de la casa; el hogar de los Kim era uno de los más destacados en Hillrate. Lo que llamaban la atención, era de color blanco pulido de sus paredes de ladrillo, diferenciándola así de las rocosas y sobrias casas del barrio residencial. 

Todos en el pueblo estaban muy unidos. Destacando en una convivencia sana y grácil. La mayoría de vecinos se conocían entre ellos, siendo la mayoría locales de la zona y residiendo allí desde siempre. Criando a sus hijos allí y éstos siguiendo el legado familiar; a no ser que decidieran ir a la ciudad, o más lejos a vivir. 

Agarrando el abrigo en la salita de la entrada, Taehyung fue junto a su padre, quien lo esperaba fuera dispuesto a subir la colina que los llevaba a su trabajo. 

-¿Llevas todo Tae? - dice su madre desde la puerta, viéndose preocupada de que se haya dejado algo importante en casa. 

-Siyeon vamos, tiene veintidós años, ya es mayorcito para acordarse de las cosas- replica su padre con un humor no muy afable. 

-Ya, claro. Por eso hace unos minutos tuve que ayudarle a abrocharse una camisa. ¿No?- la pelinegra se apoyó cómodamente contra el marco de la puerta- Ir con cuidado, por favor. ¡Y suerte en el trabajo! 

Chasm. -Taekook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora