Capítulo 7.

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-Fuera de cámaras-

-¡Rápido, rápido, rápido!

Un par de enfermeros corrían por los largos pasillos de paredes blancas y carriles de madera infinitos. Sus ojos solo veían puertas, puertas y más puertas.

La respiración pesada de Taehyung hacía eco entre los muros del hospital, sus piernas habían dejado de formar parte de su cuerpo hacía unos minutos, y su alma escasamente estaba única a él.

El terror que sentía era mayor que cualquier emoción vigente en su sistema, el haber escuchado los desgarradores gritos de agonía saliendo del altavoz de la sala de vigilancia, y saber que eran de su paciente, lo había desterrado de cualquier emoción humana.

Llegó con temor a la sección de la edad de Jungkook, y no pudo evitar sentir sus ojos arder en vigor cuando vio la puerta, que atravesaba todos los días para ver al pequeño pecoso, abierta de par en par y con agentes de seguridad entrado para finiquitar los gritos desgarradores que se extendían por el aire.

Los oídos del rubio se habían desconectado del universo cuando el primer llanto ahogado había atravesado su pared auditiva. Había escuchado a otras personas gritar; algunas de alegría, otras de tristeza, algunas de terror a bromas inocentes e incluso a bebés que tenían falta de leche. Pero nada de eso era comparable con la desgarradora música que estaba acompañando a la noche oscura como si de un soundtrack se tratase.

Con pasos débiles y sin oxígeno existente en sus células, Taehyung se aproximó al núcleo del problema. Su espalda parecía querer partirse a cada centímetro que se acortaba, la tensión era tan fuerte que podría crear una masacre si cortase carne. Su cuerpo cruzó el umbral de la puerta con la visión nublada, la imagen era demoledora.

El horrísono no era nada comparado con la escena de dos guardias de seguridad tratando de apresar e inmovilizar a un cuerpo incontrolado.

Extremidades apresadas por grandes manos; el torso casi convulsionando, tanto, que hubo un breve segundo en el que el propio enfermero creyó haber escuchado algún hueso romperse; una mata de cabello hecho trizas y tironeado, más oscuro que la propia noche que se alzaba tras los muros del sanatorio mental. Pero lo más dañino que estaban presenciando los ojos de Taehyung, eran unas pecas manchadas de crudas lágrimas.

Por un breve instante, el cerebro del enfermero dejó de funcionar y se focalizó en los ojos rojos del llanto, parecían temblar, casi salirse de su órbita. Sus cuencas no miraban a ningún punto en específico, parecían estar en trance, como si la galaxia que Taehyung siempre vio en sus orbes, hubiera sido devorada por un agujero negro.

La agonía y los gritos destilados se hacían escuchar por toda la habitación, probablemente hasta la planta inferior. Había algo más detrás de eso verridos, algo mucho más oscuro, más denso y terrorífico. Era dolor.

-¡Enfermero, necesitamos alprazolam!- dijo un hombre a su costado. Taehyung era incapaz de identificarlo.En verdad, no reconocía a nadie de los allí presentes, excluyendo a cierto joven.

-¡Enfermero! ¡Rápido! ¡El paciente comienza a entrar en taquicardia! - los sentidos seguían sin operar en el cuerpo del rubio, pero el mero instinto de supervivencia lo hizo correr de la habitación hasta la sala contigua de medicamentos que había en cada planta, para situaciones como éstas.

El oxígeno comenzaba a faltarle, y no por la leve carrera que hizo para llegar a cierta sala. Los ojos llevaban tensos desde que el primer grito de ayuda fue emitido, pero sus manos habían perdido el control de sí mismas cuando no pudo sacar bien su tarjeta de identificación del bolsillo.

Chasm. -Taekook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora